Parece como si el mismo Dios hubiera decidido marcharse de España, huyendo del hedor corrupto que el país despide. Es como si Dios nos hubiera dejado solos, en manos de una enorme manada de desalmados. Nadie puede reprocharle nada al que decide escapar porque millones de españoles harían lo mismo, si pudieran o se atrevieran. Los escándalos de corrupción se suceden, uno tras otro, y alcanzan a las mas altas instancias del poder. El liderazgo está infectado y la sociedad está desarmada de valores y de dignidad. Ya es imposible encontrar en todo el mundo occidental una pocilga tan nauseabunda y apestosa como la española.
La conversación entre el pequeño Nicolás y Javier de la Rosa refleja una clase política española que se comporta como ratas de cloacas. Maletas de dinero que se llevaban Aznar, Felipe Gonzalez, los Pujol y otros altísimos cargos políticos, partidos financiados de manera ilegal, 300 millones propiedad del rey... el reflejo nítido de un pozo de lodo donde retoza la clase dirigente española.
Dos ex presidentes de la Junta de Andalucía y varios ex consejeros, interrogados en el Tribunal Supremo, afirman que no saben nada de los cientos de millones malversados. No se sabe el número de políticos investigados, pero hay mas de mil que esperan para comparecer en los juzgados. Hacienda investiga a 705 por blanqueo de capitales.
El caso del detenido Rodrigo Rato, ex vicepresidente del gobierno con Aznar, un político con prestigio que pudo haber llegado a ser presidente del gobierno de España, desprende un hedor especialmente intenso y causa inquietud en todo el país. Además de haber estafado a decenas de miles de inversores falseando las cuentas para que las acciones parecieran mas apetecibles, ahora se le acusad de fraude, blanqueo y alzamiento de bienes.
¿Quien está libre de suciedad y delito en esta España maloliente? La corrupción está llegando a la cúspide del poder y cuando eso ocurre en un país, lo mejor es resetearlo y comenzar de nuevo porque la infección ha alcanzado ya un punto de no retorno. España entera tiene que ser metida en la lavadora, con lejía concentrada.
Puede que España haya logrado salvarse del rescate económico, pero está mas necesitada que nunca de un rescate moral profundo, de un proceso de reeducación intenso que le haga recuperar los valores y que sustituya tanto a una sociedad demasiado permisiva, babosa y acobardada, capaz de soportar el dominio de canallas y delincuentes, como a su clase dirigente, probablemente la peor del mundo occidental.
A juzgar por lo que ocurre cuando se abren las urnas, millones de españoles han llegado al extremo de no saber distinguir ya entre corruptos y seres humanos decentes.
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