Una parte de él fue el embrión de la bodega de exportación, a nombre de sus hijos, A. R. Ruiz y Hnos., fundada en 1880. La otra parte siguió funcionando bajo la razón social de Ruiz Pomar Hnos., siendo su hermano Iñigo quien la llevaba más directamente. Fueron sus hermanos: María de la Consolación Ruiz (o Ruiz de Villegas) Pomar que nació en Ruiloba en 1819; José Ruiz Pomar que nació en Ruiloba el 12 de Febrero de 1820, sacerdote; Bartolomé Iñigo Ruiz Pomar que nació en Ruiloba en 1824 y falleció a los tres meses; María del Rosario Ruiz Pomar que nació en Ruiloba en el 7 de mayo de 1829; Iñigo Manuel Ruiz Pomar que nació en Ruiloba el 13 de mayo 1833, casó con María López de Castañeda; Elías Ruiz Pomar que nació en Ruiloba el 22 de febrero de 1838, casó con Rosalía Bedoya Ruiz de Villegas. La figura de Rodrigo cobra también gran importancia en relación con la obra ingente del Carmelo de Ruiloba cuyo fundador fue su hermano José, presbítero, quien empleó en ella toda su fortuna. Debido a la prematura muerte de este ejemplar sacerdote apenas iniciada la construcción, tuvo que ocuparse de la difícil tarea de consolidar la fundación que emprendió su hermano ya que, además de albacea testamentario, fue nombrado heredero fiduciario, junto con el Obispo de Santander y el Canónigo Lectoral de la Catedral de Santander. Todos ellos tenían la laboriosa misión de llevar a buen fin la voluntad del testador: ceder la fundación, Monasterio y todos los bienes a una Orden Religiosa Contemplativa, hecho que tuvo lugar legalmente el 26 de Mayo de 1884. Según la tradición oral, el coste total de lo heredado por la Comunidad de Carmelitas Descalzas ascendía a unas 700.000 pesetas de la época, cantidad considerada por los expertos como muy aproximada. Bien puede considerarse a don Rodrigo Ruiz como segundo fundador de este Carmelo de Ruiloba y, sin duda, incorporarse también a este honor a don Vicente Calvo y Valero, sevillano, quien sucediera al anterior en el Obispado de Santander.
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