Ambas especies son roedores de gran tamaño, por lo que ambas son capaces de producir estas roeduras, y la altura a las que la realizan medidas desde el suelo son idénticas. Para saber quién fue, hemos de desentrañar el comportamiento de estos animales. El coipú se alimenta de materia vegetal de diverso tamaño, de brotes y del cambium, o parte que existe entre la madera y la corteza de los árboles.
El castor, se alimenta de brotes y pequeñas ramitas, además de como no, la zona de cambium de los árboles. Ambos pues, producen roeduras en los troncos de los árboles que comprenden el descortezado y aparición de roeduras que llegan a la madera, que es la parte más blanca que vemos en las fotos. A la derecha y encabezando la entrada, fotografías de Jorge Sánchez sobre roeduras de coipú que me fueron enviadas y a cuyo uso me autorizó.
La diferencia en las señales que dejan ambos animales está en un comportamiento fundamental que diferencia a ambas especies. Mientras el coipú se alimenta de todas aquellas partes vegetales que se encuentran a su alcance, el castor en cambio prefiere los brotes y ramitas, que en muchas ocasiones, se encuentran a alturas a las que no alcanza. Esto provoca que cuando un castor roe un tronco, tras alimentarse del cambium, comience a roer la madera con el objetivo de talar el árbol y poder así cortar las ramas más pequeñas a las que de este modo puede acceder y llevárselas a la orilla del agua donde puede roerlas con mayor tranquilidad. Si se siente amenazado puede así huir por el agua, que es su elemento.
Es por ello que como vemos en la foto de las roeduras del castor de la izquierda, además de las roeduras de alimentación aparece una zona de madera dañada y cuyo fin es rodear el árbol y acabar derribándolo. Las roeduras en este chopo son todavía muy incipientes
Doy las gracias a Jorge Sánchez, ya que sin sus fotografías hubiese sido imposible realizar este post.