WASHINGTON (AP) – Pasaron su primer año en Washington como una pareja de poder intocable de la Casa Blanca, al mando de carteras expansivas, sobrevivientes rivales y disfrutando de un acceso inigualable al presidente. Pero Jared Kushner e Ivanka Trump han sufrido un rápido y sorprendente cambio de cuentas en los últimos tiempos, sus poderes restringidos, sus enemigos envalentonados y su futuro en el ala oeste incierto.
Kushner, el segundo hombre más poderoso del Ala Oeste, está bajo asedio. El yerno del presidente Donald Trump ha perdido influyentes aliados de la Casa Blanca. Permanece bajo la sombra de la investigación de Rusia y ha visto que sus negocios siguen bajo un escrutinio renovado. Ha sido despojado de su máxima autorización de seguridad, planteando interrogantes sobre cómo puede avanzar con éxito su ambiciosa agenda, incluida la consecución de la paz en Medio Oriente, un objetivo que ha eludido a los presidentes durante generaciones.
El patrocinador más poderoso de Kushner, el propio presidente, ha vacilado recientemente sobre si su hija y su yerno pertenecen más a la Casa Blanca.
Un frustrado Trump se quejó de la ola de malos titulares generados por las investigaciones sobre los negocios de Kushner y el estado de su autorización de seguridad, de acuerdo con dos personas familiarizadas con el pensamiento del presidente pero no autorizadas a discutir públicamente las conversaciones privadas. El presidente también se ha preguntado en voz alta si la pareja estaría mejor si volviera a su casa en Nueva York.
Al mismo tiempo, sin embargo, Trump ha dicho que cree que muchos de los ataques contra Kushner son injustos y lamentó que la pareja esté pasando por un momento tan turbulento, según las dos personas.
“Creo que ha sido tratado muy injustamente”, dijo Trump el mes pasado. “Es una persona de alta calidad”.
Los problemas de Kushner proliferaron en el último mes, cuando surgieron acusaciones de abuso conyugal contra el secretario de personal de la Casa Blanca, Rob Porter. Inicialmente, la tormenta de fuego resultante -incluidas las preguntas sobre cómo Porter tenía autorización provisional para obtener información secreta a pesar de las señales de alerta- amenazó con envolver al jefe de personal John Kelly, el marinero retirado contratado para poner orden en el caótico West Wing de Trump.
Kelly pareció estabilizar su posición, en parte al ordenar una reforma del proceso de autorización de seguridad de la Casa Blanca. Y entre los asesores sénior, ese cambio fue el más duro para Kushner, que había estado trabajando con acceso provisional a información de alto secreto. Y lo estaba haciendo mientras los investigadores trabajaban en las complicadas transacciones inmobiliarias de su familia y, como asesor especial, Robert Mueller sondea las conexiones rusas con el equipo de Trump.
Hace una semana, el nivel de seguridad de Kushner fue degradado, dejando a los asistentes de la Casa Blanca preguntándose cuántas indignidades Kushner e Ivanka Trump estarían dispuestos a sufrir. Incluso si los acontecimientos recientes y las revelaciones no desencadenan una salida, han demostrado que la influencia de West Wing de “Javanka”, como se suele mencionar a la pareja, está muy lejos de ser lo que alguna vez fue.
Desde que asumió el cargo el año pasado, Kelly ha priorizado la creación de líneas formales de autoridad y toma de decisiones. Kushner se resistió a los esfuerzos para formalizar su papel, que al principio del gobierno lo convirtió en una especie de secretario de Estado sombra, y se ha sentido frustrado con los intentos del jefe de personal de restringir el acceso de la pareja al presidente. La pareja percibe que la ofensiva de Kelly sobre las autorizaciones de seguridad es una posibilidad directa para ellos, de acuerdo con asesores externos y asesores de la Casa Blanca.
Kelly, a su vez, se ha enojado por lo que él ve como el trabajo independiente de la pareja. Él los culpa por cambiar la mente de Trump en el último minuto y cuestiona qué hacen exactamente todo el día, según un funcionario de la Casa Blanca y un aliado externo. Kushner prevaleció en anteriores luchas de poder dentro de la Casa Blanca, incluyendo una contra el ex estratega jefe Steve Bannon, pero los aliados del presidente en el exterior aplaudieron abiertamente la debilitada posición de la pareja de poder.
“Solo un yerno podría resistir este tipo de exposición y no ser despedido”, dijo Jennifer Palmieri, ex directora de comunicaciones del presidente Barack Obama. “Kushner es vulnerable y en una caída acelerada de la gracia. A pesar de que su partida dejaría a Trump aún más aislado, se podría tomar la decisión de que no vale la pena quedarse”.
Los que están cerca de la pareja insisten en que el dúo no tiene planes de abandonar Washington. Pero ha surgido un lugar de aterrizaje suave si eligen tomarlo.
En una reunión de altos funcionarios el miércoles, Kushner habló sobre la campaña de 2020 a instancias de Kelly, comentando la selección de Brad Parscale para dirigir la campaña, según un funcionario de la administración que no estaba autorizado a hablar públicamente sobre las discusiones internas. Kushner tiene una estrecha relación con Parscale, a quien reclutó para trabajar en la campaña de 2016.
La noticia del nombramiento de Parscale fue reportada por primera vez en el Drudge Report, una salida favorecida de Kushner, en un movimiento que fue visto por algunos en el ala oeste como un intento de recordar la influencia de Kushner horas antes de que su humillante baja de seguridad se hiciera pública.
Un veterano de la campaña de 2016 sugirió que siempre había habido un plan tentativo para que Kushner reasumiera un rol en la campaña de reelección, pero no tan temprano en el primer mandato del presidente.
En una Casa Blanca poblada de buscadores de atención, Kushner ha sido una figura ascética y discreta. Casi siempre de pie en la periferia con trajes oscuros, Kushner raramente se escucha en público, su impacto se siente pero no se ve. Sus viajes diplomáticos al extranjero se han visto envueltos en el secreto o conducidos con una cobertura de medios mínima.
“No soy una persona que ha buscado el centro de atención. Primero en mi negocio y ahora en el servicio público, he trabajado para lograr objetivos, y he dejado que otros trabajen en los medios y la percepción pública”, dijo Kushner a los investigadores del Congreso en una declaración preparada en julio pasado.
Pero no es inmediatamente obvio lo que ha logrado. Ha habido poco progreso en la paz de Medio Oriente y las relaciones con México, otra de las principales prioridades de Kushner, siguen siendo polémicas sobre el muro fronterizo propuesto por Trump. El proyecto tan publicitado de Kushner para reinventar el gobierno federal ha ganado poca tracción. Y las preguntas persisten sobre la búsqueda global de efectivo de su negocio familiar justo un año antes de que la compañía pague una hipoteca de $ 1,200 millones en un rascacielos de Manhattan.
La Kushner Co. dice que está en una sólida situación financiera, pero los escépticos señalan que la compañía ha estado luchando para recaudar fondos de los inversores en naciones con las que Kushner ha tenido relaciones con el gobierno y las preguntas sobre posibles conflictos de interés de Kushner han hecho fracasar algunos esfuerzos.
Mientras tanto, Ivanka Trump promueve la revisión fiscal de la administración, incluido un crédito tributario favorable a la familia que defendió. Continúa hablando con los legisladores sobre la licencia familiar con sueldo y recientemente dirigió a la delegación estadounidense a las ceremonias de clausura en los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur.
Pero su papel ha venido con desafíos y cálculos únicos. Trump se ha presentado a sí misma como una defensora de las mujeres y las familias dentro de la administración, lo que a veces la pone en una posición incómoda dadas las acusaciones contra su padre y algunos de sus comentarios públicos sobre las mujeres.
Hace poco, Trump dijo en una entrevista con NBC que cree que su padre niega la conducta sexual inapropiada, pero argumentó que las preguntas sobre el tema eran “bastante inapropiadas”, una respuesta que provocó eyerolls en algunos sectores del ala oeste una vez más.
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Los redactores de Associated Press Zeke Miller en Washington y Bernard Condon en Nueva York contribuyeron con los informes.
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