Cómo no, mi primer deseo era SENTIR LA VIDA, aprovecharla a tope, cada segundo, como si al siguiente hubiera un abismo… o mejor, como si no hubiera NADA. Y es que es el momento presente lo único que tenemos sí o sí… los demás momentos, o son recuerdos, o son posibilidades, pero NO SON.
Detrás de ese primero, llegó la eterna letanía: “salud, el dinero y el amor“… y en esos momentos no pensaba que diera el tema para tanto. La verdad es que si me pongo a pensar, a toro pasado, me habría dado cuenta de que cuando nos dicen: “pide un deseo”, automáticamente aparece la inercia, la contestación exacta que hemos oído tropecientas mil veces; no hace falta pensar, que ya lo pensaron por nosotros…
Así perdí 3 deseos preciosos, sencillamente porque no eran auténticamente míos. Y no es que no quiera 1. salud, 2. dinero y 3. amor, no. Pero para que hubieran sido MIS deseos, hubiera debido afinar más:
- Ser feliz, porque una persona que no es feliz, creo honestamente que no puede conservar su salud integral.
- Tener cubiertas todas mis necesidades. El dinero va y viene. El trabajo va y viene. Con tal de que no me falte para cubrir lo que voy necesitando, suficiente… no necesito acumular más.
- Ser capaz de pedir perdón y de perdonar: cuando mi humildad se va a dar una vuelta y el orgullo se me apodera, tener la suficiente capacidad de darme cuenta y buscar dentro de mí una gota de AMOR, que me devuelva la PAZ interior… porque deberíamos entender el “amor” con miras que vean algo más que una pareja de baile.
Después reaccioné aún, en milésimas de segundo, y pedí por un planeta mejor, por que los seres humanos encontremos un punto de flexibilidad que eleve nuestra condición… pedí por aquello que anhelo profundamente: entender, aprovechar mis estudios, aprender para poder ayudar a los demás.
Por supuesto, en forma de gratitud o de peticiones, pasaron por mi mente las personas que quiero y forman parte de mi vida… y de repente me quedé sin uvas! Estaban todas agolpadas en mi boca! Ese momento lo he odiado siempre… es cómicamente desagradable!
Este año no felicité en este blog la Navidad el día 25, ni hice resumen anual para despedir al 2018. Por qué? Simplemente, falta de tiempo, porque el poco del que dispongo, lo reservo para cumplir mi primer deseo de la lista: VIVIR cada segundo como si fuera el último, estar presente. Y sentarme a escribir significaba llegar dos horas más tarde a casa de mi suegra, para estar con la familia, o llegar con el tiempo justito a la cena de fin de año de anoche… Y no, ya no lo cambio.
Esta mañana, me he sentado delante del ordenador, dispuesta a publicar aunque fuera la única recetilla decente de todas las fiestas, y esperando la benevolencia de algún lector al que aún le pueda servir aunque sea para Reyes y sino, para el año que viene…
Mi marido me ha conectado el concierto de Año Nuevo de fondo (¡cómo me conoce y qué suerte enorme tengo de que esté conmigo!).
Suena un vals desde Viena, como cada 1 de Enero. Recuerdo a mis padres, que lo veían siempre puntualmente. Les encantaba! Y siento que de algún modo inexplicable están conmigo, porque soy lo que soy en gran parte por ellos. Eso me da PAZ. Reviso primero la receta que os dejo. Luego, mis deseos de anoche.
El rollito vietnamita envuelve el último:
PAZ, FELICIDAD Y UN SALUDABLE 2019 para cada uno de vosotros.
Junto a él, mi sincera GRATITUD por vuestra paciencia y vuestra lealtad.
Receta Rollito vietnamita vegano
Según la forma tradicional
Ingredientes (para 6 raciones)
1 cebolla grande cortada a gajos
1 trozo de pimiento verde
1 trozo de pimiento rojo
8 judías verdes planas
1/2 puerro
100 g de setas de cultivo
3 tiras de tempeh macerado
Salsa de soja (shoyu o tamari)
Aceite de oliva virgen extra (AOVE)
1 paquete de láminas de papel de arroz
Hojas de col o de acelga
Salsa de acompañamiento:
1 cucharada de mostaza Dijon
1 chorrito de salsa de soja (shoyu o tamari)
Unas gotas de AOVE
Unas gotas de agua
Preparación
1.- Cortamos las verduras en daditos pequeños, excepto la cebolla que la cortaremos a gajos y las setas que las haremos a tiras.
2.- Sofreímos en un poco de AOVE la cebolla.
3.- Cuando esté blandita, añadimos el resto de verduras, excepto las setas. Salteamos.
4.- Agregamos las setas, damos unas vueltas y enseguida regamos el conjunto un buen chorro de salsa de soja y dejamos que acabe de sofreír a fuego lento, removiendo de vez en cuando.
5.- Añadimos el tempeh cortado a daditos y mezclamos bien con el resto de ingredientes. Cuando hayan pasado un par de minutos al fuego, apagamos y reservamos.
6.- Lavamos bien hoja a hoja la col o la acelga. Una vez limpias las hojas, retiraremos las partes duras, que suele ser la parte del nervio central.
7.- Ponemos una olla a hervir con una pizca de sal y cuando entre en ebullición, escaldamos las hojas limpias, una a una, durante 2 minutos máximo. Dependerá del tamaño y grosor de las mismas tenerlas 1 minuto o dos. Escurrimos y dejamos enfriar.
8.- Preparamos el papel de arroz sobre el banco porque vamos a necesitarlo enseguida. Para ello, dejamos listas para coger las láminas sobre el banco. Junto a ellas, una bandeja llena de agua donde a continuación vamos a remojar las láminas de papel de arroz (no lo hacemos aún porque se ablandan muy rápido y si se pasan, no sirven). También dejaremos a mano las hojas verdes escaldadas y el sofrito de verduras con tempeh.
9.- OJO: Este punto debemos realizarlo muy deprisa: Ponemos una lámina de papel de arroz a remojo en la bandeja preparada con agua. Inmediatamente, cogemos una hoja verde y la rellenamos con el salteado de verduras con tempeh. Hacemos un rollito. A continuación, sin dejar el rollito, con la mano libre rescatamos el papel de arroz del agua y envolvemos el rollito, haciendo un paquete. Depositamos en un plato y continuamos con el siguiente.
10.- Preparamos la salsa para acompañar mezclando todos los ingredientes. Como los gustos varían, iremos probando según mezclemos y añadiento más cantidad del ingrediente que pensemos que nos falta, hasta conseguir un equilibrio a nuestro gusto.
Degustamos el rollito, partiéndolo por la mitad y poniendo un poco de salsa de mostaza sobre el relleno a la vista.
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