En nueve décadas de historia, nunca se escuchó tanto castellano como esta noche en la ceremonia de los Oscars en el Dolby Theatre, de Los Ángeles. Primero fue Javier Bardem, después Diego Luna y, por último, un tímido Cuarón, recogiendo el galardón al Mejor director de las manos de su predecesor, compatriota y colega Guillermo del Toro. Javier Bardem fue el encargado de entregarle el premio. “No hay fronteras ni muros que frenen el ingenio y el talento”, dijo el actor españolsobre el escenario. Y Cuarón se llevó a título propio las estatuillas a la mejor dirección y a la mejor fotografía, convirtiendo “Roma” en la primera obra mexicana que se alzaba con la estatuilla en la categoría de mejor película extranjera.
Nunca hasta ahora, una película de habla no inglesa había ganado el Oscar a mejor película. “Roma”, además, fue la máxima favorita de la gala junto a la La favorita de Yorgos Lanthimos, que también acumuló una decena de nominaciones. José Aragón la define así: “La historia es un homenaje a la mujer y a su papel en nuestra sociedad… Pone en valor la grandeza de la humanidad, más allá del color de piel, de las creencias, de la sociedad misma. Cada momento nos recuerda que es más lo que nos une, que lo que nos divide. El director logra un filme histórico, necesario para entender la sociedad mexicana, la sociedad latinoamericana, el clasismo endémico dentro de un continente colmado de raíces pluriétnicas, muestra con profundidad visual la grandeza del corazón de los olvidados. Es una bitácora emocional del propio creador, que recopila los recuerdos que se exponen a lo largo de la película”.Por su parte, la prensa especializada, Hollywood y la industria fílmica en su conjunto, se rindieron ante Yalitza Aparicio, una novata actriz mexicana de origen indígena, en una película dirigida por un mexicano, filmada en México y realizada en su mayoría por mexicanos. Cuarón puso en el centro de la cinematografía mundial un contradiscurso frente a quienes hoy aún piensan que el color de piel, la lengua o el lugar de nacimiento determinan por siempre nuestra posición en el mundo. La historia también ha causado polémica en México por los comentarios racistas que figuras públicas han hecho sobre la protagonista. Algunos se han referido a la actriz como “pinche india”. Muchos no soportan que una mujer indígena esté en el centro de los reflectores de la prensa mundial y que además fuera la primera mexicana en optar por un Óscar a mejor actriz.