Este año he hecho varios propósitos al objeto de sobrevivir a las redes sociales y no morir en el intento.Propósito de año nuevo: no hablar de política (puedes perder buenos amigos en esos mundos oscuros)Propósito post vacacional: no entrar en polémicas (todo el mundo opina pero nadie escucha).Propósito para el último trimestre del año: solo hablar de las buenas lecturas (de las malas, por desgracia, se habla demasiado).Y como los dos primeros propósitos ya los tengo en marcha, y me funcionan bastante bien, esta entrada es para comenzar con el tercero.Vamos a hablar de literatura romántica, de buena literatura romántica, de novelas que recomendarías a tus amistades, e incluso a esa persona que reniega del género y asegura que nunca le harás probarlo.Para quien no las conozca, quiero presentar a dos autoras que son para mí el gran descubrimiento del año: Mhairi McFarlane y Kristan Higgins, publicadas las dos en España por la editorial Libros de Seda.Estas dos fantásticas autoras han conseguido que deje de decir que la romántica contemporánea no es lo mío. Salvo honrosas excepciones, como las historias de la gran Pamela Clare, en general las novelas actuales me suelen dejar bastante fría. Soy y siempre seré lectora de romántica histórica, porque una de las cosas que más me gustan de un buen libro es que me traslade a épocas pasadas, y me cuesta encontrar interesante una escena en la que la protagonista se va de compras a un centro comercial y tiene que decidir entre Zara y H&M.Pero en realidad, cada vez más, lo que me importa realmente de un libro es el estilo de la autora, su pluma, su descripción de personajes y su evolución, su manejo de la trama y, oh, sí, lo que me lleva al éxtasis, es cuando todos los hilos sueltos quedan atados y bien atados. Como dice una lección básica de taller literario, si al principio de la historia alguien pone un clavo en la pared, al final tiene que haber un cuadro colgando de ese cuadro.Pues bien, Mhairi McFarlane y Kristan Higgins, son las reinas del bricolaje literario. Ellas sí que saben sembrar de clavos las paredes y colgar un cuadro adecuado para cada habitación.
Este año he hecho varios propósitos al objeto de sobrevivir a las redes sociales y no morir en el intento.Propósito de año nuevo: no hablar de política (puedes perder buenos amigos en esos mundos oscuros)Propósito post vacacional: no entrar en polémicas (todo el mundo opina pero nadie escucha).Propósito para el último trimestre del año: solo hablar de las buenas lecturas (de las malas, por desgracia, se habla demasiado).Y como los dos primeros propósitos ya los tengo en marcha, y me funcionan bastante bien, esta entrada es para comenzar con el tercero.Vamos a hablar de literatura romántica, de buena literatura romántica, de novelas que recomendarías a tus amistades, e incluso a esa persona que reniega del género y asegura que nunca le harás probarlo.Para quien no las conozca, quiero presentar a dos autoras que son para mí el gran descubrimiento del año: Mhairi McFarlane y Kristan Higgins, publicadas las dos en España por la editorial Libros de Seda.Estas dos fantásticas autoras han conseguido que deje de decir que la romántica contemporánea no es lo mío. Salvo honrosas excepciones, como las historias de la gran Pamela Clare, en general las novelas actuales me suelen dejar bastante fría. Soy y siempre seré lectora de romántica histórica, porque una de las cosas que más me gustan de un buen libro es que me traslade a épocas pasadas, y me cuesta encontrar interesante una escena en la que la protagonista se va de compras a un centro comercial y tiene que decidir entre Zara y H&M.Pero en realidad, cada vez más, lo que me importa realmente de un libro es el estilo de la autora, su pluma, su descripción de personajes y su evolución, su manejo de la trama y, oh, sí, lo que me lleva al éxtasis, es cuando todos los hilos sueltos quedan atados y bien atados. Como dice una lección básica de taller literario, si al principio de la historia alguien pone un clavo en la pared, al final tiene que haber un cuadro colgando de ese cuadro.Pues bien, Mhairi McFarlane y Kristan Higgins, son las reinas del bricolaje literario. Ellas sí que saben sembrar de clavos las paredes y colgar un cuadro adecuado para cada habitación.