Romper el alma

Por Soniavaliente @soniavaliente_

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Se va de vacaciones a Tailandia a con la polémica recién estrenada de “Vaya fauna”, el programa de animales de Christian Gálvez. Tenía mil cosas en mente, qué hacer, qué visitar. Iba con la idea de comprar en el Night Bazaar o subir en elefante como quien entra en la Lonja y o se extasía con la belleza del Mercado Central.

El hecho de ver un elefante de cerca le seducía. Su marido le hizo cambiar de opinión. Ella ni siquiera había caído en la cuenta que darle el biberón a una cría fuera maltrato.

Recién aterrizados en Bangkok ven un enorme cartel protagonizado por el Príncipe Guillermo: “Si dejas de comprar marfil, cesarán los asesinatos”. Refiriéndose a la caza ilegal de elefantes para comercializar sus colmillos.

Ya en Chiang Mai, al norte del país, al coger un tuk tuk (un taxi motocarro) el conductor, como quien enseña el menú de un restaurante, despliega ante sus ojos la carta del horror. Por este orden: foto con un tigre, garbeo en elefante, espectáculo de monos, visita a la granja de serpientes, peleas de gallos, tiro al blanco con armas y munición real. Ah, y prostitutas. Cree que no se deja nada. La oferta turística dice mucho de los gustos del visitante.

A su vuelta, comienza a investigar sobre el proceso “pajaan”, es decir, cómo los adiestradores “rompen el alma” y de paso quebrantan la voluntad de estos enormes animales. Ante la nueva ola de turismo sostenible, los explotadores se las saben todas: han creado falsos santuarios de elefantes donde los mochileros de medio mundo pagan el doble para lavar su mala conciencia.

La próxima vez que vean a la Osa Tima en Telecinco tocando la trompeta o a un elefante pintando un cuadro, recuérdenlo: Ese animal no es un artista. Es un esclavo. Que queda divino en su foto de perfil de WhatsApp.