Marvel Studios continúa con su segunda fase y cumple con las prometidas dos películas por año. La primera estrenada en 2014 también se ha convertido en la más acertada y compensada de la mencionada fase. Nos referimos, por supuesto, a Capitán América: El soldado de invierno. La dirección corre a cargo de los hermanos Russo, quienes han gozado de cierto éxito en el mundo de la televisión, pero en el cine han filmado bodrios como Tú, yo y ahora Dupree (ahí es nada). Para la ocasión, adaptan libremente el comienzo de la celebérrima etapa del guionista Ed Brubaker al frente del cómic del primer vengador, y lo hacen con éxito: consiguen retratar lo que le sucede a Steve Rogers cuando vuelven fantasmas de su pasado y acentúan su condición de hombre fuera de su tiempo, a la vez que inscriben la película dentro del cada vez más complejo universo cinematográfico de Marvel, con los ecos de Los Vengadores y la psicosis que gobierna SHIELD todavía presentes. Si Iron Man 3 seguía los patrones de las buddy movies como Arma Letal; y Thor 2, los de las pelis de invasiones alienígenas; El soldado de invierno abraza el género del espionaje, con agentes dobles y conspiraciones que harían sentirse orgulloso al Jason Bourne de Matt Damon. Mención especial merecen las escenas de acción por las calles de Washington DC, que beben del estilo pulcro de Heat, y por supuesto el reparto, cada vez más amplio. Está capitaneado por Chris Evans, natural en su rol, le acompañan los ya clásicos Samuel L. Jackson, Scarlett Johansson y Cobie Smulders y se les suman acertadas incorporaciones como Anthony Mackie haciendo del Halcón, los futuros Calavera y Sharon Carter, y el veterano Robert Redford. Una película muy completa y divertida, hasta sale Batroc el Saltarín reconvertido en terrorista. Espero que en la tercera entrega vuelva Cráneo Rojo de alguna forma.
Ficha de la película.
Otro de los taquillazos más esperados de 2014 ha sido Godzilla, cuya nueva versión se ha estrenado coincidiendo con el 60º aniversario de la primera película dedicada al monstruo japonés de la era atómica. El guión del renacimiento de este titán llevada años recorriendo los estudios de Hollywood, hasta el punto de que nadie sabe cuántos guionistas retocaron escenas (se cuenta que incluso pasó por las manos de Frank Darabont, y eso que nadie sabe a qué se dedica ahora tras su salida de The Walking Dead). El encargado de dirigirla ha sido Gareth Edwards, director novel que debutó en 2010 con la interesante Monsters, historia de un amor imposible ambientada en una zona de cuarentena poblada por alienígenas en la frontera entre México y Estados Unidos. Ahí es nada. En el caso de Godzilla, Edwards ha contado con el respaldo de Legendary para filmar una película correcta y satisfactoria en líneas generales. La tarea era complicada, nadie sabía si esperar un nuevo y desenfadado Pacific Rim, una versión oscura alejada del material original, o un despropósito de proporciones cósmicas. Por fortuna, Godzilla renace en una película sencilla que da un giro interesante a su origen como protector de la humanidad frente a monstruos de tiempos olvidados. Edwards dosifica las apariciones del titán recurriendo a las técnicas de Spielberg y su Parque Jurásico, como ya hiciera Abrams en Super 8, nos presenta a una pandilla de militares ineptos, una puesta en escena solvente y una historia familiar simplona que no le importa a nadie. Posiblemente éste sea el aspecto más criticado de la película, protagonizada por unos descafeinados y poco creíbles Aaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen, mientras que el gran Bryan Cranston apenas sale. En resumen, se esperaba más de ella, pero termina como una película entretenida, con apuntes interesantes y una representación decente del monstruo del título. Además hay un pequeño homenaje a Mothra, que será el villano de la confirmada secuela.
Ficha de la película.
Terminamos con una grata sorpresa como ha sido X-Men: Días del futuro pasado. El universo mutante de los cómics es prácticamente imposible de comprender en su totalidad hoy en día, y pobre del lector neófito que lo intente abarcar. Este batiburrillo no tardó en desplazarse al cine, cuando la saga de Fox fue herida de muerte por los bodrios X-Men 3 y X-Men Orígenes: Lobezno. En 2011 llegó un destello de esperanza con X-Men: First Class, precuela sencilla pero divertida y respetuosa con los personajes. Ahora bien, la titánica tarea de conectar las dos etapas de la moribunda franquicia ha caído en manos de Bryan Singer, quien se ha alzado triunfante con la nueva entrega que hoy nos ocupa. Días del futuro pasado adapta la saga homónima de Chris Claremont y John Byrne, todo un hito mutante y del cómic americano en general. Lo hace con ciertas libertades, si bien se mantiene fiel al espíritu de la saga original. La película nos presenta a los mutantes al borde de la extinción, y sólo uno de ellos puede viajar al pasado, a los años 70, para cambiar la historia y salvar a Xavier y los suyos. De esta forma, la película homenajea a las ya clásicas dos primeras partes de Singer, que empezaron todo hace 14 años, y potencia las virtudes de la nueva generación capitaneada por unos brillantes James McAvoy, Michael Fassbender y Jennifer Lawrence, con Nicholas Hoult en menor medida. La combinación perfecta entre aventura, ciencia ficción, activismo mutante y nostalgia, Días del futuro pasado cierra de forma digna la era de Patrick Stewart e Ian McKellen , devuelve a los mutantes al lugar que les corresponde con una película sumamente entretenida y de paso abre la puerta a una nueva entrega: X-Men: Apocalipsis, que tiene pinta de incluir elementos de la celebrada etapa de Rick Remender al frente de X-Force.
Ficha de la película.
En breve volveremos con más reseñas, en esa ocasión dedicadas al rico panorama independiente.