Año del Señor de 1600, Japón hierve en una eterna guerra civil. Los señores feudales alternan alianzas y traiciones en un juego de estrategia en el que cada uno de ellos trata de hacerse con el gobierno absoluto del país de los dioses.
La fortaleza de Fushimi no soportará el asedio y el samurái Saigō Hayabusa está dispuesto a sajarse el vientre sin una mueca de dolor, sin emitir queja alguna. Sin embargo, la misión que le ha reservado su señor requerirá un sacrificio mucho mayor que la muerte.
La corona española vive un momento de máxima expansión territorial, pero Felipe III, rey débil y hedonista, ha dejado la corte en manos del duque de Lerma, quien entre corruptelas y nepotismo está empobreciendo el país y resquebrajando los cimientos imperiales. Dámaso Hernández de Castro, curtido en las campañas de Flandes, se prepara para partir hacia las Indias Orientales y ponerse al servicio del juez de la Audiencia de Manila. Ha de suplir con méritos su insuficiente alcurnia si quiere aspirar a la mano de su amada, la menina Constanza de Accioli. Pronto descubrirá que alguien ha disfrazado de oportunidad lo que en realidad es una trampa.
El destino tejerá sus redes y un encuentro circunstancial unirá para siempre las vidas de Saigō y Dámaso.
Increíble relato que se me antoja inolvidable que conduce a la expedición samurái a la España del siglo XVII.
Os traigo posiblemente la novela que más sentimientos me ha hecho experimentar durante su lectura. Un canto al honor, al deber, al compañerismo y al sacrificio, donde el que sigue luchando por sus ideales y creencias es el que tendrá la gloria final. Un relato en donde morir no significa ser vencido.
La novela está dividida en once partes. Cada una está compuesta por temas relativamente cortos, algunos de tan solo dos páginas, que cuentan las historias de distintos personajes que aparecerán en la trama principal. Los temas más largos corresponden claramente a aquellos en los que los dos protagonistas, el español Dámaso Hernández de Castro y el japonés Saigō Hayabusa, hacen presencia.
El tener multitud de temas hace que no se aburra uno. Cuando el lector empiece a creer que hay relleno, el tema cortará, quedándole con una intriga que hizo que muchos días entre semana me dieran las 2 y las 3 de la madrugada.
Las aventuras de Dámaso van desde España a Manila (Filipinas) y a Japón. Dámaso, sin comerlo ni beberlo, se ve involucrado en una guerra que no es la suya debido a una traición de un allegado, odiándolo en secreto por tener todo lo que un hombre puede desear -más concretamente, el amor de una joven noble siciliana- siendo un simple contador de los Tercios que luchan en Flandes. Por otra parte, Saigō es un campesino samurái al que le quitan lo único que importa en los guerreros nipones, el honor, debido a la negativa de cometer seppuku que le dio su señor cuando la fortaleza de Fushimi es vencida. Saigō deberá descubrir quién es el traidor y acabar con él; entonces será cuando recupere su honor.
En esta novela se aprecian claramente dos mundos: uno, el imponente imperio español, donde no se ponía el sol, y el lejano imperio japonés, desconocido para la gente española del siglo XVII.
El primero se mueve gracias a sobornos, chantajes y mentiras, donde lo que vale es el acero de una espada en un oscuro callejón y "los dineros", donde las figuras principales del país estaban más ocupadas yendo de caza que de ocuparse de los asuntos de estado, donde cualquiera que perteneciese a la Corte podría hacerse de oro si movía los hilos correctos. Por el contrario, el mundo japonés se rige por el honor, la lealtad y el deber, donde el guerrero más fuerte y más experimentado no duda en sajarse el vientre si no hace correcto el encargo de su señor, donde la derrota es un precio que se puede pagar, pero no la deshonra. Seguir vivo después de una derrota era el peor destino de un samurái. Aun así, sus ideales empezaban a corromperse, a abandonar la Senda del samurái.
Es un libro completísimo. Narra de forma excepcional todo, desde las rutas marítimas a seguir por los barcos españoles, portugueses y holandeses, hasta cómo hacer la comida o las diferentes técnicas de pintura, escritura y bonsáis. Es un pozo de conocimiento para las personas que le interesan los entresijos de la España Católica del siglo XVII y para las amantes del Japón feudal.
Así mismo harán acto de presencia muchas de las leyendas de los japoneses. El autor además hará numerosos guiños a personajes muy importantes, como Cervantes, Rubens, el Greco...
Y como no puede ser de otra manera en la España del siglo XVII, la Santa Inquisición entrará en escena para torcer los planes de nuestros protagonistas.
Tan sumamente completo que los personajes hablan en función de su clase social, su educación y en la situación en la que se encuentran, habiendo numerosas frases en japonés antiguo.
Armas, utensilios, profesiones... Todo está con el nombre que recibía cada cosa en ese siglo. Muchas palabras ya desfasadas en nuestro idioma natal, y muchas que ya apenas se usan en el idioma nipón. El trabajo que ha hecho el autor es simplemente impresionante. Y por si fuera poco, nos regala unas notas históricas execelentes, explicando por qué ha tomado ciertas decisiones y explicando cosas que en el relato no se puede pasar.
Como habréis captado rápido, esto supone que el nivel de lectura del libro es alto debido al amplísimo vocabulario tanto en castellano como en japonés*. Pero ya no solo es en el nombre de ciertos objetos, sino que usa adjetivos y sustantivos que no se suelen ver ni oír. Podría decirse que es un libro muy técnico, con muchas palabras "raras" a priori -y eso sin contar las palabras en romaji, japonés romanizado-. Cada uno tiene un nivel de conocimientos distintos pero yo, que no me considero una persona con un vocabulario limitado, muchas veces he tenido que tirar de diccionario porque no había leído en mi vida algunas palabras.
El trabajo del autor con las descripciones es titánico; a pesar de que a veces pueda abusar un poco de ellas, todas y cada una de ellas están bellamente creadas, ninguna tiene desperdicio. Cada tema empieza con una descripción del territorio donde está la acción o donde estará. Es imposible no imaginarse todo cuanto sucede en el tema. El lector será un invitado privilegiado en la escena, donde podrá ver todo, podrá enterarse de todo, pero sin resultar herido.
Keanu Reeves en la película 47 Rōnin
"Dámaso escuchó [...] una larga e increíble historia. Un relato bregado en el honor de unos pocos, apenas un puñado cuyas almas se habían forjado para moldear la historia de su país. Comprendió, sintiéndose azorado, cómo, entre aquellos elegidos, uno, el mejor de ellos, había sido escogido para sacrificarse en un acto de nobleza sin parangón, una gesta que hacia empalidecer las mayores glorias de toda la Real Armada en las Azores."
La temática de la novela es clara: el honor, el deber, la valentía, el amor, la esperanza... Pero a su vez es una novela de traiciones, de conspiraciones, de hacer daño al prójimo para beneficio propio. A esto es a lo que todos los protagonistas se enfrentarán para poder llevar a cabo su misión.
Mientras que a Dámaso le mueve el amor por su querida, para que su padre le conceda la mano de su hija y poder criar una familia, al samurái lo que le mantiene con vida -y por ende, su condición de rōnin, samurái sin dueño- es la venganza: buscar y matar al culpable de la traición sufrida en Fushimi. Son dos posturas muy distintas pero que convergirán a un mismo punto cuando el enemigo pase a ser común. Y junto a un peculiar monje shaolin, los tres -más una peculiar comitiva- viajarán por el mundo para cumplir cada uno con su cometido.
La historia de amor de Dámaso es una de amor imposible. Alejados porque el viejo contador debe ganarse una fama, tiene que alejarse de su amada. La historia de Constanza será de todo menos relajada, habiendo situaciones muy brutas, aunque las aventuras de Dámaso no serán un viaje relajado.
Así mismo, hay otras dos historias de amor. Una muy sutil que hasta las páginas finales no sale a la luz, y otra es un amor diferente, el amor que siente un hombre por su familia "perdida".
Bien. Samuráis, soldados, matones, asesinos, ninjas, guerras, duelos, y matanzas. No es un libro libre de sangre. Es bastante duro y fuerte, donde habrá muchos desangramientos, cabezas cortadas, miembros mutilados, torturas y muchas cosas del estilo; vamos, lo típico en la cultura japonesa y en un periodo de guerras como en el que la corona española estaba metido de lleno. Pero por el contrario, tiene muchas situaciones dulces, agradables, llenas de sentimiento... Es como una tormenta en el mar, después de la fuerza y la maldad del temporal viene una bella calma.
Del final no puedo contar mucho. Pero da una lección de honor, de palabra, y de amistad que me da mucha rabia que esas cosas se hayan casi perdido. Un final muy conmovedor, sobre todo las dos últimas páginas, donde se aprecia que el honor y la admiración está por encima de la vida o la muerte.
Para acabar, arriba del todo dije que posiblemente era el libro que más emociones me había ofrecido. Si no el primero, el segundo; vamos, sin duda. He sentido el dolor de los protagonistas, sus alegrías, sus preocupaciones y sus anhelos. Se me han puesto los ojos vidriosos en determinadas situaciones en las que mi corazón se encogió. He sentido hasta la admiración que tiene un enemigo por su oponente. He sentido lo que el hijo de Saigō sintió cuando pensaba que su padre era un paria y descubrir la verdad.
Como no hay nada perfecto, desde mi punto de vista presenta dos pequeños inconvenientes. Uno es casi la total ausencia de división del texto en parráfos separados. El otro es sobre la línea temporal. Aunque no lo parezca, en el transcurso de la novela pasan catorce años, pero mientras se lee da la sensación que transcurren un par solo. Solo en momentos puntuales los protagonistas recuerdan que llevan equis años de búsqueda de sus objetivos. A mí personalmente me descolocó un poco que así por así pasaran diez años, por ejempo. Pero vamos, son cosas que tengo que poner pero que prácticamente no tienen importancia.
Y ahora, como opinión personal, os digo que este libro se ha colado de lleno en mi top 5 de libros. No diré en cual, pero este autor se ha ganado un sitio en mis estanterías para él solo.
¿Recomendaciones? Por temática, alos amantes del mundo nipón y español del finales de la Edad Media o principio del Renacimiento. Por la calidad del libro, a todo el mundo.
Algunas palabras japonesas no las describe el autor. Yo usé para la mayoría un diccionario para Adroid -no sé si existe para otros SO- que se llama Makimono, el cual te permite meter palabras en romaji y te da el kanji, la traducción en el idioma que quieras y la traducción de los diferentes trazos que contenga el sinograma.
La película 47 Rōnin NO tiene relación alguna con el libro. Los hechos de los 47 rōnin sucedieron cien años después del marco histórico de este libro. La foto la elegí porque me ha gustado; además, ha dado la casualidad de que la película y el libro han salido con un mes de diferencia.