Hubo una época de mi vida en la que me creí un hacker muy letal. Y digo me creí porque lo único que llegué a dominar fue un simple troyano que utilizaba de forma obsesiva desde el ordenador de mi padre, para preferentemente: apagar las pantallas de ordenadores ajenos, bloquear el ratón o hacerme con el control de él, reiniciar dichos ordenadores o “robar” fotos para reenviarlas a sus dueños y dejar a la gente descompuesta. Lo único que tenía de complicado era conseguir la IP de los modems de las “víctimas” a través del mítico protocolo de comunicación (o chat público) llamado IRC (Internet Relay chat). Yo era allí conocido en mi círculo como ikerdecai – ¿porque? Porque decían que me parecía a Iker Casillas y era de Cádiz. Sí, está claro; por aquellas tenía el ego por la nubes. – En realidad, como vengo diciendo, eso no era ni ser hacker ni se ná. Un hacker, no hace falta que yo lo diga, tiene conocimientos profundos de la red, sabe programar en diferentes lenguajes y conoce a fondo todos los sistemas operativos. Pero el tema es que me sentía poderoso y bueno, eso es una droga muy muy reconfortante para cualquier ser humano, y más para un chaval de 15 años que es lo que yo tenía por aquel entonces. Todo acabó el día que suspendí 7 asignaturas y tuve que hincar codos para, eso, no ser un hacker de mierda el resto de mi vida.
Fernando Franco es un nombre que va a dar más que hablar en el panorama cinematográfico nacional. Su nombre se ha asociado durante gran parte de su trayectoria a la edición. Muestra de su talento, y casi la más reciente de su filmografía, es Blancanieves (Pablo Berger, 2012). Película, por cierto, muy bien acogida por público y crítica. Pero parece que además de ser editor, y productor y guionista de diferentes proyectos, le ha cogido el gustillo a dirigir. Dicha ambición está claro que nació al frente de cortometrajes como el más revelador de su carrera, Mensajes de voz (2007) u otros como analítico Tu(a)mor (2009). Hoy, con motivo de su debut en el cine titulado La Herida -previsto su estreno este mismo año-, dirigido, escrito y producido por él (aunque visto lo visto, no me extrañaría que le metiera mano a la edición si cabe) hemos querido poner a vuestra disposición su último cortometraje hecho público hasta la fecha llamado ROOM. Dicho “caramelo” os demostrará que la madera de este editor de primeras, también aspira conquistar el cargo de director sin titubear además.