Rosales Bourbon o borbonianos: pequeña Historia.

Por Diasderosas
El origen de este interesante grupo de rosales lo encontramos en la Isla Reunión, situada en el Océano Índico, entre Madagascar y Mauricio.
Fue colonizada por Francia desde mediados del s.XVII, y, hasta después de la Revolución Francesa de 1789, se llamaba Île Bourbon, de ahí el nombre de rosal Bourbon o borboniano.
La génesis exacta de estos rosales es poco clara, aunque todas las versiones tienen en común lo que comento a continuación.
En la isla, plena Ruta de las Especies,  se solían hacer setos con rosales orientales (quizás Old Blush) y también con rosales llevados desde Europa (quizás R. damascena bifera). Se produjo un cruce espontáneo entre ambos y la nueva rosa fue encontrada por algún jardinero sagaz.  
Fue, pues, un caldo de cultivo único e ideal para que lo mejor de ambos continentes se conjugara en una sola rosa : la reflorecencia de los rosales comunes chinos, junto con el aroma y volumen de flor de los rosales europeos. Es el primer grupo histórico de rosales con estas características. La genuina rosa borboniana se ha recopilado con hasta 15 nombres diferentes, el más conocido, Rose Edouard.
La primera constancia gráfica de un rosal borboniano la pinta Redouté en su publicación Les Roses (1817-1824):

El viverista francés Monsier Jacques relata:
En octubre o noviembre de 1819 recibí desde Île Bourbon una amplia colección de semillas de árboles y arbustos; me los envió Monsieur Breon, el jardinero jefe de las posesiones reales de la isla, y un buen amigo. Entre ellas había cinco escaramujos bajo el nombre 'Rosier de l'Île Bourbon'. A finales de noviembre, sembré todas las semillas en camas calientes, entre ellas, las de los rosales. Al llegar la primavera, surgieron cinco plantones, que fueron sacados, cultivados en maceta y, tras pasar el invierno en un hibernadero, dos de ellos florecieron y reflorecieron bien en la primavera de 1821; uno tenía flores de un color rosa brillante, y sirvieron ese mismo año como modelo para la pintura de Redouté, y fue, desde entonces, propagado con el nombre de 'Rosier de Bourbon'. El otro también fue propagado, pero no fue dibujado.
Es pues, a partir de 1821 cuando entran en el mercado estos rosales. A partir de ahí, los hibridadores franceses dieron calidad y variedad a las siguientes obtenciones, que se hicieron muy populares y solo decayeron con la llegada de un nuevo grupo, los híbridos perpetuos.
La Reine Victoria (Schwartz, 1872)
 Algunos de los rosales borbonianos continúan siendo, en nuestros días, objeto de colección por parte de los aficionados, debido a la belleza de su flor y a su aroma.
Louise Odier (Margottin, 1851)
 Por lo general, son arbustos de tamaño mediano, muchos de ellos pueden ser guiados como pequeños trepadores, otros son más pequeños. También existe el grupo de borbonianos trepadores, por lo general, sports de los originales. 
Honorine de Brabant (Rémi Tanne, 1916)
El colorido va desde el blanco de Boule de Neige, hasta el magenta intenso de Mme Isaac Perèire, pasando por el rosa nacarado de Souvenir de La Malmaison. El aroma suele ser muy intenso, agradable el que asociamos con la rosa antigua europea. 
Madame de Sévigné (Robert-Maureau,1874)
La forma de la flor, globular, empezó siendo poco más que semidoble, hasta llegar a muy doble y sofisticada con el paso de los años y  la búsqueda de la perfección que pretendían los obtentores.
"Una rosa es una rosa es una rosa". Gertrude Stein.