Rosalía reimagina el flamenco poligonero del siglo XXI en 'Malamente'

Por David Gallardo @mercadeopop

Imaginería religiosa, poligoneo, aparcamientos, nazarenos patinando sobre tablas con clavos. Todo esto está en el videoclip de Malamente, primer anticipo del que será segundo disco de Rosalía, El mal querer, cuyo inédito contenido y todavía más flamenco estrenará en gran parte en la inminente edición del Sónar barcelonés (15 de junio).

Después, más presentaciones en el festival Cultura Inquieta de Madrid (5 de julio) y en el Starlite de Marbella (24 de agosto) para apuntalar el regreso de Rosalía en esta nueva etapa en la que apuesta por un flamenco urbano de lo más contemporáneo y callejero, que bebe del R&B y del rap con ritmos electrónicos.



Ahora Rosalía además de cantar también baila, compone y produce. Si en el aclamado disco Los Ángeles renovaba el cante arcaico, ahora confecciona un insólito sonido mano a mano con El Guincho, crucial músico canario de proyección internacional, y también la ayuda de C. Tangana, quien aparece acreditado en Malamente.

Fue en la Isla del Hierro donde cobró forma este Malamente durante unas ocasionales sesiones de grabación allí, echando mano de un tambor herreño que por ahí andaba. Combinado con ritmos electrónicos 'made in 808'. Entre palmas, programaciones y sintetizadores.

En el estribillo de Malamente ad-libs y jaleos se funden como si se tratara de lo mismo. A fin de cuentas, Rosalía creció oyendo indistintamente tanto lo uno como lo otro. Y ella misma ha grabado todos en infinidad de pistas vocales.

En la portada del single, obra del artista hispanocroata Filip Custic, aparece entre esos aros a los que alude su letra, rebosante de imaginería jonda.

Y en consonancia, lo que decíamos, el videoclip roza el delirio visual. Dirigido por Nico Méndez de la productora Canadá y repleto de punzantes detalles: aprendices de torero capeando a una moto pilotada por ella, nazarenos en skateboard, coreografías entre despampanantes camiones... Rosalía vuelve y la verdad es que no deja indiferente.