Soy impaciente en la cocina. No soporto estar esperando a ver qué ocurre cuando haces una masa de este tipo. Las masas de empanadas las tengo practicamente dominadas y no fallan nunca. Pero y éstas?
Son muchísimos los blogs que tienen publicadas sus recetas de roscón. Año tras año repiten el proceso y lo mejoran si cabe. Vuelven a explicar todo con las modificaciones pertinentes. Así que cuando veo todo ese lío, piso el freno y lo dejo para el año siguiente...
Si un roscón no es más que un pan dulce, entre brioche y bollito de leche, porqué nos asusta tanto? ¿Porqué nos complicamos la vida dándole tantas vueltas?
Hoy he cogido el toro por los cuernos y me propuse hacer un roscón. Unas nociones básicas y mucha improvisación y me ha salido estupendo! quizá cuando lo repita la cosa cambie ( ya sabéis la suerte del principiante) pero estoy super contenta con el resultado y me gustaría que os animáseis a probarlo.
ROSCON DE REYES FÁCIL
Ingrs. para 1 roscón de 35 cms. Ø
320 grs. de harina de gran fuerza (Santa Rita)125 ml. de leche 25 grs. de levadura de panadería60 grs. de azúcar65 grs. de mantequilla a temp. ambiente2 huevos enterosuna pizca de sal1 cucharada sopera de agua de azahar Vahiné
decoración:
1 cucharada sopera de agua de azahar Vahiné2 cucharadas soperas de azúcar blanca1 cucharada sopera de almendra laminada1 cucharada sopera de frutas confitadas
Primero hay que preparar un "prefermento". Que no os asuste, no es más que una "masa madre", es decir, una ayuda para que nuestra masa tenga mejor sabor y textura.
Ponemos a entibiar la leche y disolvemos en ella la levadura. En un bol ponemos 4 cucharadas soperas de la cantidad total de harina que marca la receta. Hacemos un hoyo en el centro y vertemos la leche con la levadura bien disuelta. Revolvemos con una cuchara y veremos que se forma una papilla. Ya está. No hay que hacer nada más. Taparla con un film y dejarla reposar. He leído que es conveniente dejarla toda la noche en el frigo, pero a mi me pareció una eternidad, así que yo la dejé casi 3/4 de hora en un lateral de la cocina, mientras estuve haciendo otras labores...Pasado este tiempo, veremos que está hinchada y llena de hoyos.
Ahora vamos a preparar la masa definitiva. Ponemos el resto de la harina en un bol limpio. En el centro, ponemos el azúcar, la sal, los huevos batidos y el prefermento. Revolvemos bien, primero con una cuchara y luego, una vez integrados los ingredientes, metemos la mano.
La mantequilla la iremos integrando a trocitos. Al estar a temp. ambiente se fundirá enseguida con la masa.
En este punto, la masa está bastante pegajosa, pero no hay que caer en la tentación de añadir harina a mansalva. Sed pacientes y veréis como a base de amasar, se va volviendo más lisa y fácil de trabajar. Si lo creéis necesario añadidle harina, pero una cucharada sopera será suficiente. Queremos un masa elástica no un ladrillo..
Si todavía se pega algo a las manos, mojadlas en aceite, pero vuelvo a insistir, no le pongáis más harina.
Dejamos reposar la masa, despues de unos 10 minutos de amasado, en un bol engrasado. Cubrimos con plástico film que tambien habremos untado en aceite para evitar que se nos pegue a la masa.
Aquí es dónde empecé a fotografiar el proceso, porque no las tenía todas conmigo, eso también tengo que reconocerlo!
A la mañana siguiente, es decir hoy, retiré la masa del frigorífico. Y sin pensarlo dos veces, me dispuse a volver a amasar. Estaba fría, me costaba trabajo...Claro!! había que dejar que atemperase, pues yo nada, erre que erre hasta que formé el roscón. Le coloqué un aro de emplatar en el centro porque le faltaba la última subida antes del horneado y en algún sitio leí ese consejo.
Bañé con huevo batido y dejé cubierto nuevamente con film. Esta vez lo metí en el horno porque con las ventanas abiertas para ventilar la casa, corría el riesgo de que se chafase. Ahí lo dejé una hora aprox.
Y finalmente, no sin cierta desconfianza de que aquello no resultase, le volví a bañar con huevo batido y le puse el azúcar mojado en el agua de azahar en algunas zonas y las almendras laminadas en otras.Como no tenía frutas escarchadas grandes le puse esos taquitos que se utilizan para los plum-cakes. Antes de meterlo al horno hice la última improvisación; le retiré el aro central. Que caramba! si se queda sin agujero, tampoco es lo peor que me podría pasar, no?
Precalenté el horno ( en este caso mi portátil Elma) a 200º C y antes de que estuviese caliente del todo metí el roscón. La impaciencia se iba apoderando de mí. Tanto tiempo y yo sin saber todavía el resultado. Es la receta más larga que hice en mi vida!!
En fín, estuvo a esa temperatura durante 10 minutos y luego le bajé a 170 ºC otros diez minutos.
Tantas veces miré a través del cristal del horno, que creo que no me quemé la nariz de puro milagro! Pasado esos 20 minutos y ante la incertidumbre de saber si estaba cocido o no, apagué sin miramientos y lo dejé unos 5 minutos con la puerta sin abrir. No me atrevía a hacerlo por miedo a chafarla a última hora.Cuando reuní el valor suficiente, abrí la puerta y ahí estaba!! El roscón más chuli que había hecho en toda mi vida (bueno, el primero es cierto). El olor inundó la casa y me tardaba poder meter el cuchillo para ver el interior.
Dejé que enfriase sobre una rejilla y templadito y todo corté un trocito. Foto de un lado, del otro y yo impaciente por probarlo.
No soy de dulcerío, ya lo sabéis, pero me gustó. No es excesivamente dulce (quizá a los más golosos les venga mejor más azúcar) pero si pensáis rellenarlo con nata o crema, tiene el dulzor justo.
También os digo una cosa, lo voy a repetir. No por que no me haya convencido el resultado, me parece perfecto, masa jugosa y tierna. Pero mi intención es, utilizando estas mismas cantidades, no hacer el prefermento ni dejarlo levedar las tres veces, sino una sola. Yo no estoy dispuesta a pasar 24 horas pendiente de una masa, no tengo paciencia para eso!!
Texto y fotografías: Pilar Martínez
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LA COCINA DE LECHUZA