En este nuevo capítulo de la biografía musical del héroe inquebrantable de la guitarra rock en España, nos encontramos un Rosendo más íntimo pero no por ello menos combativo. Lo noto más poeta, llegando mucho más lejos de lo que puede parecer una simple rima fácil; escribiendo con excelsa caligrafía cada verso que conviene escuchar con detenimiento para sacarle todo el mensaje del que están repletos. El guiño de un arreglo de flauta en una de las canciones me trae a la memoria disputas de juventud del pasado, o quizás reconciliaciones del futuro o simple coincidencias del presente.No me canso de repetirlo cada vez que hablo de él: nos encontramos ante el Cervantes de la música española, un custodio lleno de experiencias vitales y un concienzudo observador de la realidad que le rodea y que retrata como ningún otro es capaz de hacer. Que dure y por muchos años, oiga.