Camille Verhoeven es un comandante de policía que mide 1’45, es completamente calvo, tiene una gata caprichosa llamada Doudouche, le gusta dibujar y pintar y mantiene una relación sentimental con Anne. El autor que lo creó se llama Pierre Lemaitre (París, 1951) y, en esta ocasión, lo sumerge en una aventura tan dura como fascinante: un individuo tosco y de pocas palabras, llamado Jean (aunque en sus documentos figura el nombre John), ha colocado siete obuses en distintos lugares de Francia y pretende detonarlos a razón de uno al día, siempre que no se cumplan sus condiciones: que su madre, Rosie, sea liberada de la cárcel, donde cumple condena por un atropello. El desconcertante e inasumible chantaje deja congelados a los miembros de la policía, que ni siquiera usando los exhaustivos métodos de interrogación de la Brigada Antiterrorista logra arrancarle una sola palabra, tras la explosión del primer obús, sobre el emplazamiento de los seis que faltan. Tan sólo se aviene a dialogar con Camille, al que conoce por haberlo visto en la tele.
Durante las siguientes horas, Verhoeven desplegará a su equipo para que traten de reconstruir las últimas semanas de la vida de Jean y descubran algún modo de hacerlo hablar. Pero el muchacho, entre la terquedad y el fanatismo, se cierra en banda… hasta que explota (por si dudaban de su existencia) el segundo obús, que destroza por completo una escuela infantil en Orleans. El órdago del terrorista es abrumador, y pone en jaque a ciudadanos, policías e incluso políticos (el primer ministro convoca a Camille a una reunión de urgencia). ¿Será necesario asumir sus peticiones, para evitar futuras masacres? ¿Es razonable, en una situación así, ceder al chantaje para evitar la muerte de inocentes?
Utilizando capitulillos de corta extensión (la narración partió de un encargo que la hizo la editorial SmartNovel para que compusiera un folletín destinado a smartphone), el autor francés consigue un texto galvánico, vibrante y angustioso, en el que todo funciona bajo presión (incluida la lectura) y donde se consiguen unos retratos psicológicos de elevada brillantez.
Traduce la obra Juan Carlos Durán Romero y edita Alfaguara.