Gracias a la mayoría absoluta de su primera legislatura, el Gobierno del Partido Popular modificó aquel sistema de elección del Presidente de RTVE y del Consejo de Administración por el de simple mayoría absoluta, lo que permitía su designación sin mediar consenso con los demás partidos de la Cámara. Además, los eximió de la dedicación exclusiva que el anterior sistema les exigía, suprimiéndoles el sueldo como consejeros pero remunerándolos con el cobro de dietas por su asistencia a las reuniones, compatibles con los emolumentos que percibieran por su actividad privada o funcionarial. Para mayor control, redujo de 12 a 9 el número de miembros del Consejo de Administración y consideró extinguidos –y, por tanto, eliminados- los tres puestos de ese Consejo que eran nombrados por los sindicatos mayoritarios. El resultado de todo ello está a la vista con el deterioro de la credibilidad de la Televisión pública, las múltiples quejas de los propios profesionales de la Corporación sobre las trabas y las interferencias políticas en su trabajo y por unos índices de audiencia que la sitúan en los puestos más deshonrosos del ránking nacional. El modelo impuesto por Rajoy era el perpetrado en TeleMadrid por el Gobierno de la Comunidad Autónomacon tanto éxito “manipulador” que el presidente del canal regional fue la persona designada para dirigir la televisión pública nacional, con los resultados ya señalados.
Ni qué decir tiene que la modificación legal del Estatuto de la RTVE ha sido recibida con satisfacción por los trabajadores y periodistas de la empresa pública, por su consejo de informativos y por los sindicatos con representación en ella, Habría que añadir que, también, por los ciudadanos que demandaban una Televisión pública neutral y de calidad que no avergonzara a la audiencia. Se revierten, por fin, las políticas de manipulación informativa del Gobierno del Partido Popular que utilizaba la Televisión pública como órgano de propaganda a su servicio. Se recupera, además, la profesionalidad, la independencia política y la neutralidad de un medio de comunicación tan importante y que aspira a la excelencia, como es Radio Televisión Española. ¡Ya era hora!