Ya está a punto de terminar el 38 Congreso del PSOE y deja alguna que otra estampa al estilo del más puro teatro. Y es que por mucho que se empeñen los unos y los otros, lo que se queda en la retina de muchos ciudadanos, que vemos este fenomeno con la distancia que supone no mirar a una opción política propia, es un partido enfrentado y tremendamente dividido.
Y esa división parece ser de profundo calado. Cuando fue elegido Zapatero su distancia con el otro candidato José Bono, fue menor que esos 22 votos que separan a Chacón y Rubalcaba. 487 para el ganador, 465 para Carmen Chacón. Entonces la diferencia fue de nueve votos más a favor de Zapatero pero había 4 candidatos en liza y no hubo por tanto la polarización de esta ocasión.
La fractura es inmensa por mucho que digan y dejen de decir. Según el militante Belloch, la ejecutiva salida muestra que el equipo elegido por Rubalcaba es fiel a su liderzago y no integrador como anoche mismo prometía.
En todo caso, lo que todo esto muestra es una fractura muy importante entre dos bandos donde parece que no haya posibilidad de una integración al margen del puro teatro que unos y otros hacen. Y lo que es más grave para ese partido es que la polarización que existe en el seno de las "estructuras orgánicas" se refleja practicamente en todas las federaciones regionales.
Por tanto el clima está enrarecido por mucho que disimulen, se abracen y sonrían. Por debajo ha habido, hay y se prevé que habrá toda suerte de golpes bajos y de odios más o menos larvados.
Muchos analistas se preguntan qué ocurre en el seno del partido para que opten por un candidato que hace tan sólo un par de meses llevo al partido a la mayor derrota sufrida por el partido en toda su historia. Qué curioso, verdad? Y es que seguro que muchos delegados han preferido lo malo conocido que lo bueno por conocer.
En fin, Rubalcaba, el gran derrotado hace bien poco, sale como secretario general del partido y Elena Valenciano, autora y responsable de la campaña electoral del derrotado, campaña que fue considerada como una gran chapuza mediática, como la segunda cabeza del partido. ¡Toma ya!
Rubalcaba que hay que reconocer que listo es, además de profundo conocedor de las tácticas políticas y también "gran manipulador", ayer en su discurso hablo de uno de los temas que sabe que más aplausos produce: "prometer la renegociación de los Acuerdos con la Santa Sede". Cuando hizo estas declaraciones las gradas se venían abajo.
¿Cómo es que nadie gritó y le dijo que habían tenido ocho años para hacerlo y no sólo no lo hicieron sino que aumentaron las prevendas de la iglesia católica en España? Ese es Rubalcaba. Ese es el nuevo secretario general del partido.
Ventajas: muchas que el espacio de la izquierda real y seria es ocupado por otras opciones políticas. Ventajas sin duda para Izquierda Unida.
Veremos en los próximos meses esta fractura que de forma tan evidente se ha mostrado en este último congreso de los socialistas. Como dice este artículo: "Acabo la guerra, comienzan las batallas".