Quentin Dupieux, dirige esta película con sello francés, pero con un escenario americano. En concreto en un paisaje desértico típico del sur de EEUU. En este desierto, descubrimos a unos inusulaes espectadores de un film "en vivo", tras un gran monólogo, de uno de los artífices de esta supuesta película. En ella, un neumático, toma conciencia de si mismo, y se siente vivo. Tras descubrir que tiene incluso poderes telequineticos, se divierte haciendo explotar cosas, animales y personas. Mientras tanto, los raros espectadores, son testigos de los sucesos a través de unos prismáticos.
Además de esta escena, tienen bastantes interesantes, y desde luego, casi todas son en las que aparece Robert. Como en las que contempla la televisión, o se da una relajante ducha.
Los efectos especiales, están muy bien creados, donde lo que más destaca, además de haberle dotado de movimiento a una rueda, son las explosiones de carne y cabezas, demasiado reales, y que quizá algún estomago sensible no aguante.
En definitiva, una película que recomiendo, aunque quizá debas de estar dispuesto antes, a creerte que vas a ver una película de serie B, donde el asesino es un neumático, y los personaje tienen actitudes bastantes raras.
Ficha de la película en Sensacine aquí.