Ruego a los organismos de Derechos Humanos por trabajo esclavo en las cárceles cubanas

Publicado el 02 junio 2015 por Ángel Santiesteban Prats @AngelSantiesteb
La explotación del hombre por el Estado

Si a los gobernantes cubanos y su proceso socialista habría que acusar –entre tantas cosas y que coincidentemente la mayoría son violaciones de los Derechos Humanos– sería por la esclavitud en que mantienen a sus nacionales.

Es sabido que aunque la dictadura firma contratos millonarios con diversos países a los que oferta profesionales, entre otros, médicos, técnicos sanitarios y profesores universitarios, a ellos les paga un ínfimo porciento de lo que cobra por sus servicios.  A esto habría que agregarle que, en su mayoría, estos profesionales más que por altruismo, “internacionalismo” o por cuanto adjetivo conveniente sean catalogados por el régimen totalitario, se lanzan a esas “aventuras” por mera subsistencia, para poder ayudar a sus familias y sacarlas de la precariedad total en que viven sumergidas. No es errado señalar que esos dos años de separación familiar repercuten en crisis que acaban en un alto índice de divorcios, algunos con hijos; otra consecuencia habitual es que se perdonan muchas infidelidades de uno o de ambos cónyuges.

Trabajo esclavo en las cárceles castristas

En lo que a mi persona respecta, he sido testigo, además, de los abusos físicos y psicológicos que cometen contra la población penal a la que se le viola todos los derechos, incluyendo sus horarios. Los presos son enviados a trabajar en los oficios más fuertes, desde el amanecer y con un pésimo desayuno, y son devueltos a sus asentamientos luego de doce horas o más. Incluso algunas veces he presenciado que a su llegada, los han obligado a bajar al hombro algunas toneladas de sacos de cemento o camiones de cabillas, para luego recibir un sueldo miserable que ni siquiera les garantiza una ínfima ayuda a sus hijos menores.

Ese trabajo esclavo lo realizan en las condiciones materiales más abusivas, botas rotas, ropas raídas, hambruna, humillaciones de los funcionarios que los atienden. Se trata de una auténtica esclavitud que nada tiene que envidiarle a la que practicaron los colonizadores desde su llegada a la isla de Cuba.

Los presos trabajan los sietes días de la semana

El 1° de Mayo pasado, algunos presos decidieron tomarse el día para lavar sus ropas, tarea que generalmente hacen a su regreso de las labores diarias. Y esa actitud fue tomada por el mayor Aliet como un acto de rebeldía y se los castigó sin trabajar varios días, por lo que dejarán de percibir ese ínfimo salario, y, sobre todo, les impedirán salir del rigor penitenciario que los enloquece luego de varios días enclaustrados. Cualquier reacción ante el abuso se les sanciona o les abren causas para agregarle más tiempo a sus condenas.

En el asentamiento militar de guardafronteras donde me encuentro –además de sacarlos a trabajar hoy domingo 17 de mayo– se les negó la correspondiente merienda por orden del oficial Parra, jefe logístico de la unidad.

Luego hay que escuchar a la familia Castro intentando defender su dictadura, su dicta-férrea, su dicta-humillante, su dicta-insoportable que nos gobierna por más de medio siglo, lo que solo de pensarlo produce vergüenza ajena.

A las instancias internacionales se les ruega tomar carta en estas violaciones que laceran los Derechos Humanos.

Ángel Santiesteban-Prats

17 de mayo de 2015

Prisión Unidad de Guardafronteras

La Habana