Ruinas de Uxmal, viajando de Campeche a Mérida.

Por Atableconcarmen @atableconcarmen
    
  
  Cuando llegamos a Campeche había ya oscurecido. Era sábado y el centro de la ciudad presentaba mucha animación. El calor era muy húmedo. Dejamos las cosas en la habitación de nuestro hotel y salimos a cenar, las Ruinas de Uxmal entre Campeche y Mérida, las visitaríamos al día siguiente.
 
Llevaba un par de restaurantes anotados que allí también nos recomendaron, pero al pasar por la puerta, ambos nos causaron una impresión demasiado “guiri” y ese día no estábamos para restaurantes turísticos, así que optamos por la tercera opción que nos ofreció nuestra guía. Un local frecuentado por los Campechanos, La Parroquia de los Gansos, económico y sin lujo alguno, donde pasamos bastante calor, nos impregnamos de las costumbres campechanas y cenamos de manera aceptable rodeados de algunas familias que aquel sábado habían salido a cenar.
  
 
 
  
Después de cenar dimos un largo paseo por el malecón, buscando la brisa fresca del mar. A este lugar vienen las parejas y familias completas a buscar alivio del calor, por lo que estaba de lo más animado.
  
 
 
  
Al día siguiente nos levantamos temprano con la intención de visitar la ciudad con la luz del día y así poder apreciar sus fachadas multicolores de estilo colonial por las cuáles fue declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 1999.
 
  
 
 
Campeche fue un puerto muy próspero por lo que estuvo expuesto a los ataques de los piratas desde su fundación hasta que finalmente construyeron una gruesa muralla para proteger la ciudad. Todavía hoy en día permanecen en pie alguno de sus baluartes y de sus puertas.
 
  
 
 
Una pena no disponer de más tiempo, pero debíamos partir hacia las Ruinas de Uxmal, a 70 km. de Campeche. El calor comenzaba a apretar y las Ruinas de Uxmal, engullidas también en una espectacular zona selvática, ofrecían altas temperaturas.
 
A las Ruinas de Uxmal le ocurre lo mismo que a Palenque, su belleza queda empañada por la archi-conocida Chichen Itzá, pero no tienen nada que envidiarle. Personalmente, me gustaron mucho más y no están sometidas a las hordas de turistas, al estar un poco más alejadas de la Riviera Maya.
 
Nada más entrar al recinto nos recibe la imponente Pirámide del Adivino que nos ofrece una diferencia respecto al resto de pirámides que hemos visto hasta ahora, su base es ovalada.
  
 
 
  
Seguimos caminando por el recinto que, por cierto, está plagado de iguanas, las cuáles se convierten por momentos en nuestros objetivos para “cazar” una buena toma fotográfica.
     

  
 
Detrás de la Pirámide del Adivino se encuentra el Cuadrángulo de las Monjas, una de las muestras más ricas del arte maya donde se pueden apreciar infinidad de filigranas, grecas, serpientes entrelazadas y otros motivos geométricos característicos del estilo Puuc.
  
 
 
  
 
 
No es que en su momento fuera habitado por monjas, el nombre se lo debe a la especie de celdas que allí se encontraron y que debieron ser construidas de esa forma para permitir la circulación del aire y así aligerar las altas temperaturas.
  
 
 
  
Salimos del Cuadrángulo de las Monjas para encontrarnos con el Palacio del Gobernador y el Juego de Pelota, bueno y también con un buen número de iguanas que, ante semejante bochorno, buscan refugio en las rendijas que ofrecen las piedras de los edificios.    
 
 
  
El Palacio del Gobernador es una construcción de tipo horizontal con abundante ornamentación en su fachada.
 
Justo detrás se encuentra la Casa de las Tortugas y el grupo de Casas de las Palomas. Subimos a esta última y como todo el complejo está situado en una especie de loma, la visión que de allí obtenemos, tanto del complejo arqueológico como de la selva es realmente espectacular.
  
 
 
  
Hace 1000 años que esta región fue abandonada y que los toltecas se desplazaron a Chichen Itzá para así dominar todo el Yucatán, ahora es momento de que nosotros nos despidamos de Uxmal.
 
Comemos justo al lado de las ruinas, en un restaurante de lo más agradable donde todo está riquísimo, y que nos sirve para reponernos del calor y del cansancio. Después partimos hacia Mérida.
A Mérida llegamos en las primeras horas de la tarde, día festivo y calor, mucho calor, era la tónica de los últimos días. Nos quedamos en el Zócalo que estaba plagado de tenderetes, de puestos de comida rápida y de gentes disfrutando del domingo, el ambiente es muy festivo.
  
 
 
  
Entramos al Palacio de Gobierno que guarda una interesante colección de pinturas donde está reflejada la historia de Yucatán. A mi, no sé si fue debido al calor, me interesó mucho más su arquitectura típica colonial y las vistas que desde allí se tenía del zócalo.
 
  
 
 
Nos fuimos a dar una vuelta antes de dirigirnos hacia el hotel. Pasamos por la Casa de Montejo, fundador del Yucatán, que está justo enfrente del Palacio de Gobierno y que nos ofrece una bonita fachada plateresca. Seguimos bordeando el zócalo.
En otro de los extremos de la plaza está el Palacio Municipal, un espléndido edificio colonial de imponentes arcadas donde se está celebrando un pequeño festival de baile y música. Ambiente familiar, alegría en la atmósfera y parejas ataviadas con el traje típico de la zona, luciendo blancos resplandecientes y coloridos bordados. A nosotros nos llama mucho la atención y nos quedamos un buen rato.
 
  
 
 
Después seguimos paseando por las callejuelas y nos encontramos con un precioso y pequeño hotel de ambiente colonial. Nos invitan a entrar y nos cuentan que fue un antiguo convento a la vez que nos animan a visitarlo. Desde la terraza se obtiene la mejor vista sobre la Catedral de San Ildefonso de estilo barroco.
 
  
 
 
La tarde avanza y nos dirigimos hacia el hotel situado en la zona más residencial de Mérida, el Paseo de Montejo, donde se pueden admirar antiguas mansiones coloniales ahora convertidas en sedes de bancos o aseguradoras, algunas en restaurantes. Es agradable pasear por allí, tiene la elegancia de otra época y los árboles refrescan el ambiente. Esta zona de la ciudad se desarrolló a finales del s. XIX y principios del s. XX cuando aquí se instalaron los dueños de las grandes plantaciones.
Nosotros decidimos cenar algo por allí y disfrutar hoy de este ambiente algo más relajado. Mañana partiremos hacia la popular Chichen Itzá.
Etapas de este viaje publicadas:


Bon voyage!