Rumoroso cauce

Publicado el 12 abril 2010 por Santosdominguez @LecturaLectores

Rumoroso cauce.
Nuevas lecturas sobre Claudio Rodríguez.
Edición de Philip W. Silver.
Páginas de Espuma. Madrid, 2010.
Páginas de Espuma reúne en un libro coordinado por Philip W. Silver veinte acercamientos a la poesía de Claudio Rodríguez (1934-1999), además de un conjunto de cartas, de un buen número de ilustraciones y del mecanoscrito con correcciones de Caverna en flor, un poema de febrero de 1981.
Tan personales como la obra del poeta zamorano, esas veinte lecturas que se recogen en Rumoroso cauce las hacen lectores muy diversos: críticos de diferentes tendencias y varia metodología y poetas de distintas generaciones que aportan su visión personal de la obra de Claudio Rodríguez, que creó uno de los mundos poéticos más característicos y exigentes de la poesía española del medio siglo.
Un mundo poético atravesado por el deslumbramiento ante la magia de lo cotidiano, por la revelación de la mirada y la memoria que construyen una poesía del conocimiento como experiencia sensorial, como fruto de la percepción y de la participación con todo lo que existe.
Entre la exaltación contemplativa de Don de la ebriedad y la meditación existencial de Casi una leyenda, la poesía de Claudio Rodríguez, celebratoria casi siempre y elegiaca a veces, surge de una constante búsqueda del sentido de la vida y del mundo. El resultado de esa búsqueda es una experiencia de revelación que transciende lo cotidiano en la contemplación reflexiva del presente o mediante la evocación de las claves de la memoria.
Nada mejor para entender los matices de esa aventura poética que el poema como texto cerrado e irrepetible, elegido e interpretado por lectores que comparten un deslumbramiento común ante una obra intensa y breve. Los textos comentados en Rumoroso cauce, de Canto del caminar a Sin epitafio, dan la imagen plural de una poesía unitaria que busca la luz y encuentra la revelación de la sombra que aparece en su último libro, Casi una leyenda:
Se está haciendo de noche. Y qué mas da.
Es lo de siempre, pero todo es nuevo.
De esa pluralidad de matices y lecturas habla Philip W. Silver en la introducción de este volumen, cuando explica el origen y el sentido de este ambicioso proyecto de asedio a la poesía de Claudio Rodríguez:
“uno de los baremos de la literatura más perenne es que su significado apenas tiene límites, y que, en vez de disminuir, no hace más que incrementarse a través del tiempo. Por eso se dice de las mejores obras de la literatura que su significado -por lo tanto su novedad- no tiene límites.”
Cada crítico, cada poeta ha escogido un poema y con esa elección ha declarado su afinidad hacia una zona concreta de la poesía de Claudio Rodríguez. No se trata, por lo general, del comentario escolar o académico en uso o en desuso, sino de una lectura en profundidad de la que surge una reflexión, un análisis o un nuevo texto poético como las Glosas en homenaje a Claudio Rodríguez que escribió Ángel González sobre una palabra poética que vive
en el espacio prodigioso
donde pueden pisarse las estrellas.
Santos Domínguez