Yo quiero saber cómo se hace para recordar sin sentir dolor. Que alguien me explique cómo rescatar de mi memoria todos esos momentos del pasado sin que al hacerlo apriete los dientes, me muerda los labios y note una opresión en el estómago y en el pecho. Cuéntenme cómo revivir esos episodios sin sufrir, porque yo no puedo. Por más que lo intento no consigo echar la vista atrás.
Y temo que se me olvide mi propia vida.
Y temo que se me olvide también el propio temor y vuelva a intentar recordar y vuelva a dolerme.
Y así, en un bucle infinito, termine por odiar mis propios recuerdos.
No son recuerdos dolorosos en sí mismos, al contrario, son anécdotas divertidas, livianas, momentos plácidos de felicidad aparente, risas con amigos, charlas trascendentes en las que arreglábamos el mundo, vino o cerveza, marihuana, música, filosofía barata, optimismo y vitalidad en estado puro, buceo, cabalgatas, conciertos, actuaciones, amores de unas horas…
Vida, juventud y viaje, sin más vueltas que darle. Quien haya viajado en su juventud sabe perfectamente a lo que me refiero. Ojo que digo “viajar” no “hacer turismo”. Aunque no lo parezca la diferencia es enorme.
Me parece que me duele porque son momentos que ya no volverán, pero no estoy seguro. ¿Le pasa esto a todo el mundo? ¿Hay gente capaz de recordar tranquilamente su pasado? ¿Será que en el pecado va la penitencia y es un mal implícito en el hecho de viajar? ¿Será que el cáncer también cuenta y no me deja revivir épocas felices? ¿Será que siento que desperdicié el tiempo y al recordar soy consciente de ello?
Muchas preguntas, aunque todas son la misma. Es un run-run que tengo desde hace mucho tiempo, así que no creo que el cáncer tenga nada que ver, pero todo es posible. El caso es que me gustaría recordar para poder escribir, para poder vencer esos fantasmas y volver a vivir algunas situaciones pasadas.
Lo conseguiré.
Poco a poco.
Seguro que poco a poco.