Rusia está demostrando, ante la sorpresa del mundo, que es "un gigante con los pies de barro" y, como decía Mao Tse tung, "un tigre de papel".
La convicción de que Rusia es un país caótico e incapaz de organizarse ha llevado a Estados Unidos e Inglaterra a alimentar la resistencia ucraniana, convencidos de que el pequeño país puede derrotar al gigante ruso.
Las perdidas de materiales rusas son insoportables, sobre todo en tanques, vehículos blindados y helicópteros. Las armas y las tecnologías occidentales han demostrado ser mucho más eficaces y poderosas que las rusas.
Hasta ahora, Rusia sólo ha cosechado en Ucrania dramas y desastres: imagen mundial de país asesino, ineficacia militar, pérdida masiva de hombres y equipos, desprestigio del ejercito, desmoralización, aislamiento internacional y debilitamiento profundo de Putin y su estructura de poder.
Hasta las amenazas rusas de guerra atómica están dejando de ser creíbles y temibles.
En política exterior las cosas no les van mejor: China, vital para Rusia, sigue condenando la anexión de territorios ucranianos y otorgando a Putin un apoyo frío y distante. Ningún otro país importante, salvo Irán y Corea del Norte, han demostrado un cierto apoyo a los rusos.
El mundo está sorprendido ante la debilidad rusa y espera grandes acontecimientos.
Francisco Rubiales