Ruta de la braña Los Fuexos

Por Asturiasparadisfrutar @paraisoasturias
Abandonas la ciudad, el trasiego diario y a los pocos minutos ya estás en uno de los muchos senderos que recorren el mapa asturiano de parte a parte. Algunas de estas rutas se han abierto en los últimos tiempos, tras  haber reacondicionado una antigua vía de ferrocarril o un tramo del litoral. La mayor parte de ellas, en cambio, discurren por los caminos, las pistas o las calellas que la actividad agrícola o ganadera han ido trazando a lo largo de los años.  No son pocas las que desde los pueblos y aldeas se dirigen a las  zonas altas, a  las brañas y majadas donde el ganado se alimenta de los tiernos pastos de montaña.  
Pues bien, la ruta que aquí os mostramos es una de éstas y comunica la aldea tevergana de Fresnedo (Fresnéu),  con la braña de Los Fuexos
Características
  • Tipo: lineal
  • Dificultad: ▲▲▲
  • Itinerario: Fresnedo - Borrecus - Ortechón - faya La Medida - braña Los Fuexos, y regreso
  • Señalización: buena
  • Sendero homologado: P.R. AS-157
  • Desnivel: unos 500 metros. 
  • Distancia: 9 kilómetros y medio
  • Duración: de  a cuatro horas a cuatro horas y media

Situación y distancias

Distancias por carretera a La Plaza, capital del concejo de Teverga

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Cómo llegar al punto de partida

La ruta se inicia en la localidad de Fresnedo, a la cual podemos acceder desde La Plaza, la capital del concejo, tras recorrer unos 11 kilómetros. Para ello debemos tomar  la carretera AS-228 en  dirección al puerto de Ventana y continuar por ella hasta encontrar una desviación a nuestra izquierda debidamente señalizada. Después de 800 metros, habremos llegado al lugar donde iniciaremos nuestra caminata.  
Una vez allí (ver mapa) y después de estacionar el vehículo, no tardaremos en encontrar un panel con información sobre la ruta. 
No hay pérdida. Seguimos el indicador de la ruta (P.R. AS- 157 Braña de Los Fuexos) que nos lleva por un camino hormigonado con barandilla de madera que promete una primera ascensión. La información se completa con el tiempo aproximado  que emplearemos para llegar a nuestro destino: 2 horas y 45 minutos. O sea, que por delante tenemos algo más de cuatro horas para disfrutar de todo lo que se nos ponga por delante. Para empezar, por encima de los tejados de Fresnedo contemplamos esta panorámica del desfiladero de  La Estrechura por donde pasa encajonada la carretera que asciende hacia el puerto de Ventana y lugar donde se encuentran los denominados Abrigos Rupestres de Fresnedo, unas oquedades con pinturas de la Edad del Bronce.
Poco a poco, sin prisa, vamos ascendiendo por una pista amplia que se encuentra en buen estado (recordemos que es de uso ganadero, aunque también la disfrutemos los senderistas). A medida que ascendemos van apareciendo a nuestras espaldas panorámicas cada vez  más amplias del cordal de La Mesa.

Continuamos ganando altura por las laderas de La Sobia en dirección noreste hasta la zona conocida como Misiegos. Allí el camino gira hacia al sur ascendiendo hacia un pico cuya silueta protagoniza nuestra atención durante unos minutos (según los mapas topográficos se trataría de Cueva Rubia, de 1039 metros de altitud). En las proximidades encontramos, y es de agradecer, una zona de descanso, con su mesa, sus bancos y un panel explicativo con la fauna del lugar.

Tras la reconfortante pausa, seguimos, ladera arriba. El camino, dibujando revuelta tras revuelta, se adentra en un hayedo donde no tardaremos en realizar una nueva parada. Será cuando alcancemos la llamada Faya de la Medida, el tronco de una gran faya que, según cuenta el panel explicativo que allí se encuentra, se utilizaba para comprobar la talla de los vaqueiros jóvenes: si, pegada la espalda al tronco, su cabeza no tocaba en la curva inmediata se decía que no daban la talla y, por tanto, no iban al servicio militar.
Reanudamos la marcha y al poco abandonamos el hayedo. El camino asciende ahora por zonas más abiertas, que nos permiten contemplar la silueta de las montañas que nos rodean. En un momento dado, el escenario cambia, lo cual nos alerta de la proximidad de nuestro destino. El terreno se hace más llano; nos topamos con un manantial y luego con un deposito. En efecto, estamos en la braña de Los Fuexos, lugar, que según nos cuenta un lugareño que allí se encuentra, fue muy utilizado en el pasado: los vecinos de Fresnedo subían a diario hasta aquí para atender al ganado. En cuanto a las pequeñas cabañas de piedra o corros, parece ser que su función primordial era la de proteger a los xiatos durante la noche. 

Bien, eso sería en el pasado más o menos inmediato, pues ahora, como bien se puede comprobar en alguna de las fotografías que se acompañan, hay ocupantes que hace tiempo que dejaron de ser terneros.
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