Ruta del vino: visita a la Bodega CVNE

Por Rutasporespana @RutasporEspana

Durante nuestra visita al corazón vinícola de La Rioja, la ciudad de Haro. Nos acercamos al Barrio de la Estación, donde se agolpan las bodegas más importantes y antiguas de la ciudad. De todas ellas nos decidimos por visitar la Bodega CVNE por ser una de las más antiguas.

Fue fundada en 1879 por dos empresarios vascos, los hermanos Eusebio y Raimundo Real de Asúa, junto al riojano Isidro Corcuera. Crearon una empresa de elaboración de vinos que llegó a convertirse en una de las primeras bodegas de La Rioja que llevó a cabo el proceso de embotellar. Pasando a llamar Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE).

Curiosamente las primeras etiquetas de la marca no llevaban este nombre, ya que el diseñador pensó que se escribía "Cune", es por eso que se conocer por ambos nombre, y terminaron por registrar los dos nombres comerciales.

La aplicación de los últimos avances fue su seña de identidad, ya desde sus comienzos las vías del tren llegaban al interior de la bodega donde se cargaban directamente los toneles para su distribución, principalmente a Francia donde la Filoxera había hecho estragos en los cultivos y era su principal consumidor. Desde aquí llegaron nuevos artefactos como el pasteurizador "Malvoisin", una revolucionaria máquina que situó a la bodega en las últimas tendencias enológicas.

Una vez llegamos al Barrio de la Estación encontraremos un parking gratuito entre las bodegas de CVNE y la Bilbainas. El acceso a la bodega se encuentra a la vuelta del parking.

Ya en la oficina, podemos reservar la visita, aunque preferiblemente lo hagamos antes ya que el cupo es limitado. A la izquierda del mostrador se encuentra la tienda con todos los vinos de la bodega expuestos para su compra. Y justo detrás la zona de catas.

Las visitas guiadas se inicia en el centro original de la bodega, bautizado como la "aldea del vino" por sus responsables. Se trata de un conjunto de edificaciones típicas de la arquitectura bodeguera del siglo XIX, agrupadas en torno a un patio con un jardín. En un rincón, la antigua casa de los propietarios, y adosada a ella, una hilera de pabellones de piedra de una sola planta, con paredes encaladas, tejados a dos aguas y soportales de teja, sostenidos por columnas y vigas de madera. De una de estas vigas cuelgan todavía un gong de hierro y un martillo que se utilizan para anunciar el final de la jornada.

Tras contarnos un poco de la historia de Haro y como terminaron en asentarse en esta zona tantas bodegas. Pasamos a conocer un poco de la historia de la bodega. Y algunas curiosidades como que el pabellón más antiguo conserva su sistema de alumbrado eléctrico original, que fue uno de los primeros de España. O que a la entrada del pabellón contiguo, bajo los soportales, puede verse la máquina pasteurizadora Malvoisin de finales del siglo XIX.

Desde este patio comienza todo el proceso con la llegada de la uva, donde es seleccionada y almacenada en cámaras frigoríficas para bajar la temperatura a una más adecuada para el proceso de fermentación. Una vez la uva alcanza la temperatura es despalillada y almacenada en un OVI que posteriormente por gravedad es volcado a los depósitos donde se realiza la primera fermentación (la alcohólica), de esta forma se evita utilizar bombas de extracción.

Tras la explicación de la primera fase del proceso continuamos a la zona de barricas. Uno de los puntos más interesantes de la visita, debido a la nave en la que se encuentra. CVNE quería que la nave fuera un espacio libre de columnas para poder aprovechar todo el espacio para las barricas. Para ello contrato al célebre ingeniero Eiffel, que creo una estructura de cerchas y barras de hierro para trasladar el peso del techo a los muros, construidos en mampostería de piedra de gran grosor. La obra tardó casi veinte años en ser completada, desde 1890 hasta 1909, y ha sido restaurada en 2007. Hoy mantiene unas condiciones óptimas de frescor de manera natural, y es utilizada para la crianza en barrica de los vinos marca Imperial.

La nave adyacente es posterior y contiene unos enormes depósitos de hormigón en los que se lleva a cabo la segunda fermentación (la maloláctica) de los vinos de crianza.

A continuación se visita el botellero, y por último el "cementerio" histórico de la bodega, de considerables dimensiones, donde se conservan vinos de todas las añadas desde 1888. La curiosidad que la sala al ser una zona poco iluminada y con una cierta humedad es el lugar ideal para que prolifere el hongo de la penicilina, que a llenado por completo todo el espacio de las salas, las botellas y el suelo. Aunque pueda ser algo asqueroso, este hongo permite que las botellas sean selladas y que el vino mantenga su proceso de envejecimiento sin picarse. Por lo que probablemente la mayor parte de estas botellas si se abrieran darían buenos caldos.

También es curiosa la verja de hierro que protege las botellas más antiguas. Ya que cuenta la historia que en 1979, los dueños, cogieron cada uno botellas de las que consideraron que habían sido las mejores añadas de la bodega y las guardaron en una parte de estas catacumbas y las encerraron con llave por medio de una verja. Ellos dijeron que al próximo centenario, si seguían vivos, abrirían la verja y se beberían las botellas, pero como sabían que no estarían vivos, tiraron la llave al río, y así se ha conservado, la verja nunca se ha abierto y nadie sabe del todo lo que hay dentro.

La visita a este santuario enológico concluye en la vinoteca con la degustación de dos de los vinos más populares de la compañía: un Monopole (la marca de vino blanco más antigua de España, creada en 1915) y un Cune tinto crianza.

Más información

  • Dirección: Barrio de la Estación, s/n
  • Página web: http://www.visitascvne.com/es/
  • Horarios de visita: de lunes a domingo, con cita previa
  • Precio: Adultos 10€, Menores 3€ (hasta 12 años gratis)
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