Ruta gastronómica por Japón

Por Amoreno
Un viaje por Japón es un viaje por todos los sentidos. Tokio, Kioto, Osaka, Miyajima, estos lugares no son solamente un regalo para la vista sino que ofrecen alternativas gastronómicas que muchos viajeros sabrán apreciar. En el post de hoy os presento una ruta gastronómica por el centro y el oeste de Japón.

Por lo general, cuando se viaja al país nipón el primer destino que suele visitarse es Tokio. Aquí el viajero tiene la oportunidad de entrar en contacto con la cocina japonesa. Antes de venir, muchos pueden imaginar que el plato más consumido en Japón es el sushi. Es una parte de la gastronomía japonesa que ciertamente ha llegado a hacerse conocida en todo el mundo, pero la dieta cotidiana de los japoneses está compuesta por muchos platos, todos variados y distintos, el sushi es tan sólo uno de ellos. Otros ejemplos son ramen, una sopa de fideos chinos; udon, tallarines de trigo gruesos servidos en salsa de soja; kare, arroz con salsa de curry; tempura, vegetales y mariscos en fritura rápida; nabe, estofado y sopa a la cazuela; tonkatsu, chuleta de cerdo empanada; yakiniku, carne a la plancha o a la parrilla, y un largo etcétera.

Podemos encontrar todos estos platos en cualquiera de las regiones de Japón, forman parte del menú básico que podríamos decir. Sin embargo, la gracia de viajar a un lugar consiste en probar alguna especialidad local, es por ello que cualquier viaje por Japón que se precie será más interesante si en cada punto del itinerario intentamos probar un plato típico de ese lugar. Esto es algo que los japoneses no sólo practican sino que llevan al extremo. Para ellos, a la hora de visitar una ciudad (sea dentro o fuera del país) es casi tan importante recorrer los principales monumentos como probar la gastronomía local, y acostumbran a fotografiar lo uno y lo otro. Si echamos un ojo a una revista de turismo japonesa, veremos que hay casi más páginas dedicadas a las delicias culinarias y a los restaurantes recomendados que a los monumentos que hay que visitar. Son grandes aficionados a la gastronomía y eso también lo reflejan de puertas para adentro. Nosotros podemos actuar de igual forma cuando viajemos por su país e intentar disfrutar de la experiencia no sólo a través de la vista sino también del gusto.

Tras visitar Tokio, lo normal es viajar en tren en ruta hacia el centro de Japón, la región de Kansai. La siguiente parada suele ser Kioto, la antigua capital de Japón y ciudad que preserva buena parte del patrimonio histórico y cultural. La cantidad de monumentos es abrumadora, tanto que resulta imposible visitarlos todos en menos tres días: templos budistas, santuarios sintoístas, un suntuoso palacio imperial y hasta un castillo amurallado.

Si viajamos en verano, con un poco de suerte coincideremos con la celebración de algún matsuri o festival tradicional japonés. Durante la celebración de estos eventos, se montan en las calles puestos de comida que uno no puede perderse. Se sirven raciones de takoyaki (una bola de masa de harina frita con huevo y trozos de pulpo) —muy típico de la región de Kansai—, además de yakitori (brocheta de pollo a la parrilla), yakisoba (tallarines fritos a la plancha) y teriyaki (carne a la plancha o a la parrilla con adobo de salsa dulce).

Tras visitar Kioto, podemos iniciar un recorrido por distintos lugares de la región. El más fundamental es quizás Osaka, la segunda mayor ciudad de Japón y uno de los centros económicos y comerciales.

En Osaka es tiempo de saborear la especialidad local de Kansai más popular de todas, el okonomiyaki. Este plato consiste en una masa de base de harina, huevo y repollo con ingredientes adicionales al gusto: carne, marisco, queso, kimchi, etc. Lo divertido de este plato es que un mismo puede cocinarlo sobre la plancha que hay en el centro de la mesa, con ayuda de dos espátulas. Una vez listo, se le echa por encima una salsa especial, mahonesa, algas Aonori y/o virutas de Katsuobushi. No es extraño pedir okonomiyaki con diferentes combinaciones de ingredientes para compartir entre varios comensales.

Cerca de Osaka, tenemos Nara, una de las ciudades de Japón de mayor relevancia histórica, después de Kioto, y en la que se respira un bonito ambiente tradicional. La principal atracción de Nara es un templo budista que alberga en su interior una enorme estatua de Buda, conocida como daibutsu, construida en el año 745.

Aquí tenemos la oportunidad de probar kamameshi, un plato original de arroz que se cocina en una olla de hierro. Lleva carne, marisco y verdura. Al cocerlo en una olla de hierro el arroz se quema ligeramente en el fondo y tiene un sabor a churruscado bastante rico.

Después de recorrer la región de Kansai, nos subimos de nuevo en el tren bala para llegar al oeste de Japón hasta la región de Chugoku, con Hiroshima como uno de los núcleos urbanos más destacados.

Hiroshima es otro de los lugares de Japón de donde es originario el okonomiyaki. El estilo del hiroshima-yaki sin embargo se caracteriza porque la masa y los ingredientes se cocinan por separado, mientras que en la región de Kansai primero se mezclan y luego se cocinan. Además, es común agregar fideos finos yakisoba o gruesos udon a la mezcla, lo que hace el plato más contundente si cabe. Algunos ingredientes recomendados son el pulpo y el calamar.

Desde Hiroshima se puede llegar a Miyajima, una isla que está considerada como una de las Tres Vistas de Japón. Esta lista, que se atribuye al filósofo Hayashi Gahō en el año 1643, incluye los tres paisajes escénicos más bellos de Japón. La belleza de Miyajima reside concretamente en el Santuario de Itsukushima, un templo fundado en 593 y construido con forma de embarcadero sobre una bahía ya que debido al carácter sagrado de la isla, considerada territorio habitado por los dioses, no estaba permitido poner un pie en la misma. La puerta de acceso al santuario se hacía por mar a través de un arco tradicional japonés de madera —denominado torii— de color bermellón que reposa en el mar. Con el tiempo este arco ha pasado a ser una de las postales más representativas de Japón.

Una de los platos típicos de Miyajima es la ostra o kaki. Existen diferentes formas de poner este molusco en la mesa. Una de ellas pasa por combinarlo con un plato básico de arroz japonés, como el kakidon, ostras empanadas sobre una base de arroz, o bien directamente cocinadas a la parrilla, yakikaki.


Viajando hacia el sur de Miyajima llegamos a Iwakuni, un importante enclave histórico de la región de Chugoku, con un impresionante castillo en lo alto de una colina y un puente de cinco arcos que data del período Edo (1603–1867). En la antigüedad se decía que únicamente los samurai tenían permitido cruzar este puente.

La especialidad local de Iwakuni por excelencia es el iwakuni-zushi. Esta variedad de sushi se prepara con ayuda de un molde de madera cuadrado en el que se colocan el arroz al vinagre y los distintos ingredientes (caballa, gambas, setas shiitake y huevo) en sucesivas capas antes de prensar la mezcla y cortarla en cuadrados.

Finalmente, el último destino de nuestra ruta hacia el oeste de Japón nos lleva hasta Shimonoseki, justo antes de cruzar a la isla de Kyushu.

Esta ciudad es nada menos que la capital del fugu o pez globo, una excitante delicia gastronómica japonesa célebre por el riesgo que entraña consumir este pez venenoso. Un plato sólo apto para valientes.

La forma más común de comer fugu es en sashimi, pescado crudo cortado en finas lonchas que se mojan en salsa de soja.

Aquí concluye la ruta gastronómica por el centro y el oeste de Japón que os quería presentar. Espero que os haya gustado y que la próxima vez que viajéis al país nipón pongáis un especial interés en gozar del sabor de sus platos típicos. Realmente lo merece.