Ruta inclusiva circular Couselo - mirador Niño do Corvo (O Rosal)

Por Felixyloslobos

Han sido muchas las ocasiones en las que he podido  impregnarme de naturaleza gracias a la Jöelette, una silla todoterreno pensada para la práctica de senderismo inclusivo. Todas las salidas en las que he participado han sido diferentes e inolvidables. Pero ninguna tan especial como aquella que me permite conectar con mi entorno más inmediato, acercarme —cuando pensaba que sólo era una utopía— a esos montes que parecían lejanos e inalcanzables.

El pasado 18 de julio, gracias una vez más al compromiso del Concello de O Rosal y al empeño de un grupo de voluntarios, llevamos a cabo una nueva ruta accesible por los montes rosaleiros. Fue el turno del Niño do Corvo, un lugar de referencia desde el punto de vista paisajístico y ambiental en la comarca del Baixo Miño.

Un equipo formado por 12 personas completamos en poco más de dos horas los 8 km. que unen, a través de pistas forestales, el barrio de Couselo con el alto Niño do Corvo, un promontorio de 312 m. de altitud desde el que se domina una espectacular panorámica.

Panorámica desde el mirador O Niño do Corvo. ©J. A. Vázquez Fernández "Pepix"

Entre las nuevas incorporaciones se encontraba mi amiga Laura, que acompañada de sus dos hijos, quiso experimentar la sensación de ponerse a los mandos de la Jöelette. Juntos disfrutaron y aprendieron de la que fue su primera toma de contacto con la silla todoterreno.

El trazado transcurre a través de grandes viñedos, zonas forestales (principalmente pino de repoblación) y cursos de agua, elemento que moldea el paisaje y la vida de todos sus habitantes... Su importancia se expresa en la existencia de abundantes manifestaciones patrimoniales. Como los muiños do Folón e Picón, un impresionante conjunto etnográfico formado por 67 molinos declarados Bien de Interés Cultural (BIC) por su singularidad; o la Fervenza da Cal, preciosa cascada que se divisa a cierta distancia desde algunos tramos.

Sin perder de vista el valle de O Rosal y la desembocadura del Miño, cuya mejor panorámica puede contemplarse desde el mirador O Niño do Corvo, una de las estampas más fotografiadas de la comarca. Con la ayuda de mis compañeros, tuve la oportunidad de asomarme durante unos minutos a este balcón pétreo y obtener una perspectiva única de mi querido estuario.

Foto de equipo en lo alto del monte. ©Óscar Martínez Troncoso

No resultó fácil completar el ascenso... La fuerte pendiente en varios puntos, exigió el trabajo coordinado de todo el grupo. Esta circunstancia, unida a la presencia de irregularidades en el terreno, ralentizó el avance más de lo esperado.

La bajada fue rápida y sin contratiempos, sintiendo la proximidad del río Carballas y el área natural de As Pesqueiras, rincón inigualable donde poner el broche de oro a la ruta y refrescase antes de regresar a Couselo.

Agotados pero satisfechos, hicimos balance de la jornada y nos emplazamos para una nueva aventura. Sólo tengo palabras de agradecimiento para Moncho, Sara, Óscar, Carlos, Julio, Pepix, Manolo, Laura y Marta. Hombres y mujeres que dan sentido al verbo "cocrear"; seres humanos con mayúsculas y en negrita. Pero por encima de todo, buenos amigos con los que espero seguir descubriendo nuestros paraísos cercanos.

A continuación, se muestran una serie de fotografías tomadas por Óscar Martínez Troncoso que recogen algunos de los mejores momentos del recorrido:

Primeros pasos de la salida inclusiva.



Marta y Laura se estrenaron como porteadoras.



No faltaron voluntarios para inmortalizar los mejores momentos.


Es importante la elección del calzado en rutas de estas características.




El monte presentaba un precioso aspecto con la floración del brezo.


Todos quisieron "arrimar el hombro" para empujar la Jöelette.



La vegetación predominante consistía en pino de repoblación.



Estuario del Miño e islas "morraceiras". ©El Naturalista Cojo