Ruta por el Madrid de los Austrias

Por Audioviator
Transportarnos a otro tiempo, pensar que estamos en otra época es algo que suele gustar bastante y

Plaza Mayor de Madrid - Casa de la Panadería

nosotros, mediante audioguías, intentamos que pueda ser posible.
El tiempo del que hablamos es el siglo de Oro español, que curiosamente ni duró un siglo ni fue tan dorado y precioso como el metal tan codiciado.
Estamos en los siglos XVI y XVII, España es la potencia hegemónica en el mundo aunque será al final justo de esta época cuando perderá esa preponderancia en el mundo.
Coincide con el reinado de la casa nobiliaria llamada en España de los Austrias. A partir de Felipe II la capital de los reinos, el mayor centro de poder, es Madrid.
Los reyes que gobernaron en estos siglos fueron además de Felipe II, su hijo Felipe III, su nieto Felipe IV y su bisnieto Carlos II, con el que acaba el reinado de esta casa en el Imperio Español.
Hoy en día son muy pocos los edificios que han quedado en pie de esta época, y de lo que queda muy poco es completamente original, tan sólo el trazado de las calles, la mayoría de sus nombres y alguna fachada de unos pocos edificios. Las más de las veces se ha intentado reconstruir tal y como era. La razón es que esta ciudad ha crecido mucho a lo largo de los 4 siglos que lleva siendo capital de España, las reformas, las guerras y el progreso han hecho que gran parte de su pasado haya sido sustituido por construcciones más modernas. El valor de lo antiguo que existía hace no mucho tiempo difiere del que tenemos ahora.
En este recorrido de la audioguía contaremos cómo vivían aquellas personas que habitaban la ciudad o simplemente acudían a la corte de forma temporal. Sus problemas, sus vicios, cómo se divertían y en qué creían en aquel llamado siglo de Oro, que ni duró un siglo ni fue una época dorada.
Casi todo lo dicho aquí valdría para otras ciudades españolas ya que poca diferencia había entre los diferentes núcleos urbanos.
El porqué Madrid es la capital

Podían haber sido Toledo, Sevilla, Valladolid o Lisboa, pero al final fue la villa de Madrid.
No hay ningún documento oficial en el que se nombre a esta ciudad capital del reino en esta época. Tan sólo

Palacio de Santa Cruz

sabemos que Felipe II decide trasladar su corte en 1561 a la que era, por aquel entonces, la modestísima villa de Madrid.
Los reyes desde la Edad Media iban viajando con sus cortes por distintas ciudades de sus dominios. Les acompañaban funcionarios, sirvientes y soldados, sin duda algo caro y molesto.
Madrid no era la mejor candidata pero Felipe II y después su hijo Felipe III deciden que debe ser el lugar donde vivan. Este último rey también cambió la corte a Valladolid pero sólo durante 5 años.
Toledo era la gran rival, al haber sido la antigua capital visigoda, cabeza del reino y sede del arzobispo primado de España. De hecho Felipe II cambia su residencia de esta ciudad a Madrid para siempre.
No se saben las razones de que no fuese Toledo, pero se barajan varias como que la reina Isabel de Valois no apreciaba demasiado su clima y su limpieza, o que tener tan cerca al poder eclesiástico del reino no era algo que quisiera Felipe II. También pesaba que Toledo fuera la primera en rebelarse contra su padre y que aún la habitaran algunos partidarios de esta revuelta, los llamados comuneros.
El caso es que al final terminó siendo la capital aquel villorrio que no tenía un gran pasado y de importancia mediocre, pero al cual le esperaban grandes sorpresas.
Por su parte Toledo acogió de buen agrado la marcha de la corte, ya que agitaba sus calles por el incremento de personas que había que alojar así como alimentar.
Casas de malicia

Este nombre proviene de una historia relacionada con la designación de la villa como capital.

Casa de malicia

El espacio por aquel entonces era escaso y las personas de la corte muchas. Felipe II comprendió que había quedar aposento rápido a todas esas personas por lo que ideó un sistema por el que los vecinos tendrían que ceder una parte de su casa a esos funcionarios. De igual forma se alojaría a todos aquellos vecinos que por la realización de obras públicas se quedaban sin casa.
La condición era que en ella pudieran vivir dos familias. Pero pronto los madrileños se las ingeniaron para no compartir sus hogares o compartirlos poco. La manera fue construir la parte superior con un tejado muy inclinado de manera que desde fuera pareciera que había un piso menos o uno con muy poco espacio. Redujeron ventanas y balcones a pequeños ventanucos y con eso consiguieron evitar que la llamada regalía de aposento no se cumpliera con ellos.
La villa creció mucho, de forma que sólo el primer año se estima que pudo pasar de las 9000 almas a casi 16000. Se rebasó el límite de las murallas y se levantaron nuevas.
Esta prisa constructiva también se notó en la calidad de las casas que además eran pequeñas por lo que antes hemos contado. Estaban construidas con materiales de baja calidad, con rejas en sus ventanas inferiores, paredes de adobe y descuidados exteriores.
Aún quedan algunas, podemos encontrar una en la calle Mancebos con la calle Redondilla.
Os animamos a descargar esta audioguía o a escucharla con nuestra app gratuita y recorrer el centro de la capital de España imaginando que estáis en pleno siglo de Oro.