Esta es otra de las rutas originales que ofrecía el ayuntamiento de Madrid y que me parecen interesantísimas para acercarnos a la historia de la ciudad desde un punto de vista diferente.
Una escandalosa revolución: Esquilache, 1766, empezaba en la Plaza Mayor, aunque en nuestras entradas ponía que el punto de encuentro era en el Paseo del Prado. Eso significó que, aunque nos plantamos allí con diez minutos de antelación, tuvimos prácticamente que correr cuesta arriba con una temperatura de 36ºC para llegar y, cuando lo hicimos, acababa de empezar.
El recorrido no habría sido especialmente duro de no haber sido por el calor extremo que estábamos sufriendo. Nos llevaron por el centro, en el radio Plaza Mayor- Cascorro- Plaza de la Villa- Palacio Real, y alguno de los puntos relevantes para la narración, como la casa de las siete chimeneas, nos lo enseñaron con fotos, así como al retrato de Esquilache, las vestimentas... El guía también compartió con nosotros fragmentos de libros y coplillas que reflejaban la vida en Madrid, lo que me pareció un punto muy favorable.
Se nos habló primero de cómo eran las condiciones de vida en Madrid del s. XVIII, el caldo de cultivo para que estallara esa revuelta de hambruna, con la gente hacinada y con los precios del pan y de las cosas más básicas disparados. Luego, nos hablaron de Esquilache y sus reformas de seguridad, de iluminación y de higiene, todo para el pueblo pero sin el pueblo, que tenía la sensación de que solo empeoraban más y más sus condiciones de vida. Prohibir las capas largas y el sombrero chambergo fue la gota que colmó el vaso para que estallara la revolución.
El motín de Esquilache lo narraron al detalle, día a día y acontecimiento a acontecimiento. Es muy interesante la forma en la que se desarrolló, con auténticas batallas campales muy bien organizadas, unas reivindicaciones muy claras en contra de Esquilache y respetando en todo momento a la iglesia y al rey, que se asustó bastante, aun tras conceder al pueblo lo que quería, con las celebraciones, casi carnavalescas. Por supuesto, lo que concedió bajo el miedo lo acabó eliminando, haciendo purgas en los meses siguientes, y la ruta finalizó con una reflexión sobre las causas del motín (¿hubo conspiración o el pueblo lo hizo solo?) y sus consecuencias.
La verdad es que me gustó mucho la ruta y conocer más sobre esos días tan intensos que vivió Madrid, ¡aunque el calor casi no me deja acabarla!