Ruta por Galicia. Parque Natural do Río Barosa

Una vez desquitados del mono de playa y Pontevedra, +Valeriano Garcia Gonzalez hizo los deberes y buscó algún sitio cercano a nuestra ubicación en Seixo que no conociésemos y que tal vez +Jaime Valiente y mi madre tampoco conociesen, y dio con el Parque Natural do Río Barosa. Con el GPS en nuestras manos, cogimos el coche e intentamos llegar, y digo intentamos, porque a la primera nos perdimos un poco, lo que nos sirvió para descubrir esta ermita y su cementerio, perdido en el medio del campo (más bien cerca de Barro), y muy cerca de nuestro destino.

Tras un breve periodo de tiempo que sirvió además para que nuestro César pudiera alimentarse, nos reubicamos a la perfección y en menos de cinco minutos habíamos llegado al Parque Natural do Río Barosa, una preciosidad que podéis ver a continuación.

Era por estos puentes que íbamos adentrándonos en un paraje en el que, en otras épocas del año, se ven cascadas por doquier.

Afortunadamente para nosotros, el hecho de perdernos sirvió para que disfrutásemos de una luz muy mágica.

Detalles de civilización por aquí y por allá, aunque luego descubriésemos que estaba perfectamente habilitado para pasar un día entero allí sin que te faltase de nada (WC, restaurante, Wi-Fi...).

Estas discretas cascadas y el edificio de al lado formaban un paisaje más domesticado en el que las familias disfrutaban de su baño vespertino. El edificio guarda en su interior un molino y el restaurante, que incluso ofrece conciertos al aire libre. Delicioso.

Detalle de un antiguo molino en desuso (bastante más arriba que el edificio del restaurante).

Yo no subí tan arriba, pero afortunadamente mi marido sí, y tomó esta fotografía de las vistas desde arriba de la cascada.