La sierra de la Culebra se encuentra en el noroeste de la provincia de Zamora (Castilla y León), abarcando las comarcas naturales de Sanabria, Carballeda y Aliste. La sierra está formada por montañas de relieve suave y redondeado, con una altitud media de entorno a los 1.000 metros. La sierra de la Culebra se caracteriza por valles abiertos con zonas de vegetación baja y una extensa red de cortafuegos, caminos y pistas. Su principal valor se encuentra en que alberga la mayor población de lobo de toda Europa Occidental. También es muy relevante la población de ciervos, de corzos y de jabalíes.
Nuestra primera excursión por la sierra de la Culebra nos llevó al pequeño pueblo de Boya. Allí iniciamos una ruta circular con dos puntos culminantes: la Peña Castillo y la Cueva Cristales.
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La mañana empezó fría con una intensa niebla que nos acompañó hasta que no alcanzamos los 1.000 metros de altitud. Tras caminar unos doscientos metros por la misma carretera en dirección a San Pedro de las Herrerías, tomamos a la izquierda un camino que desemboca en un cortafuegos que seguiremos hasta el promontorio rocoso donde se alza la Peña Castillo.
Tomamos el sendero de la izquierda abriéndonos paso entre matorrales. Salimos a un canchal que circunda la plataforma rocosa. Seguimos los hitos de referencia para llegar a la cima de la Peña Castillo (1.185 m), la tercera mayor altura de la Sierra de la Culebra, en la que hay un vértice geodésico. En otra de las crestas se observa una cruz de madera.
Desde la cima de la Peña Castillo se divisa la Peña de los Cristales donde se encuentra nuestro próximo objetivo: la cueva Cristales. Descendemos hacia el sur por un canchal y atravesamos una zona espesa de brezo hasta alcanzar un cortafuegos que se divisa desde la cima. Una vez allí, seguimos hacia la izquierda.
Sin desviarnos llegamos a la cresta rocosa que conforma la Peña de los Cristales. Al acabar el cortafuegos bordeamos entre la maleza y, por la izquierda de la Peña, llegamos a la embocadura de la cueva Cristales.
En el interior de la cueva Cristales se formaron unos cristales de cuarzo, de ahí su nombre. Hoy prácticamente han desaparecido ya que la gente los llevó.
Nosotros no encontramos cristales de cuarzo. En su defecto vimos un ejemplar de murciélago durmiendo en un rincón de la cueva.
Tras explorar esta cavidad continuamos nuestra ruta. Ahora avanzamos un buen rato a través de un gran canchal. Salimos de nuevo, a un cortafuegos que enlaza con otro mucho más ancho y que baja hacia Boya. Casi sin darnos cuenta una espesa niebla nos envolvió. Entonces se produjo algo extraordinario. En medio del cortafuegos, a muy pocos metros delante de nosotros, apareció un enorme ciervo (cervus elaphus). Nos quedamos unos minutos quietos e inmóviles observándolo hasta que se percató de nuestra presencia y salió corriendo montaña abajo.
Muy emocionados continuamos descendiendo por el cortafuegos un rato más hasta encontrar un sendero, a la izquierda, por donde continuamos. Este camino se adentra por el bosque y cruza el arroyo del Prado Guillín. Terminamos enlazando con el sendero por el que comenzamos la ruta por la mañana.