Tras nuestra última vista de Ålesund desde el Monte Aksla, nos dirigimos hacia la famosa Trollstigen, conocida como la escalera de los Trolls en la ruta 63.
En Noruega los trolls constituyen un fascinante mundo en la tradición cultural. Historias y leyendas nacidas para contarlas junto al fuego. No es de extrañar que sean el típico souvenir del país y nos los encontremos por todas partes, así que tampoco es raro que el primer punto que nos recuerda que estamos a punto de entrar en la Trollstigen, sea un troll sobre una gran piedra.
Justo ahí encontramos también la Trollshop, una tienda de souvenirs desde donde se puede contemplar la cascada Stigfossen que se precipita ladera abajo.
Y no podemos olvidar la famosa señal de tráfico “atención trolls cruzando”, única en el mundo y bastante hecha polvo por el paso de tanta gente O___O
La Trollstigen es una estrecha carretera con una pronunciada pendiente del 9% y 11 curvas de 180º en una escarpada montaña. Inaugurada en 1936 es actualmente uno de los atractivos más espectaculares y visitados de Noruega, que permanece cerrada en otoño e invierno.
Una carretera tan estrecha y tan transitada que cada x metros podemos encontrar apartaderos, pues es de doble sentido y la gran mayoría de los que circulan por ella son autobuses cargados de turistas, auto caravanas, coches con remolques y hasta camiones!! Así que cuando alguno de estos se cruza al mismo tiempo, obviamente no caben y hay que apartarse y esperar turno.
Tras una subida más larga de la que hubiera imaginado llegamos a la cima y aparcamos cerca del restaurante. Nuestro coche había sufrido con creces la subida y su pobre motor estaba un poco chamuscado por el esfuerzo, o al menos así olía. Aprovechamos entonces para ir al mirador.
Desde él se puede contemplar la serpenteante carretera en todo su esplendor y el espectacular valle de Isterdal. Lastima que como siempre, el día no nos acompañaba y durante nuestra subida, aparte de la lluvia, tuvimos que atravesar un banco de niebla que desde arriba camuflaba casi todo el paisaje.
Una niebla tan densa que en ocasiones no nos dejaba ver casi nada y mucho menos la magnífica vista que teníamos detrás nuestro.
Tras dejar atrás esta magnifica carretera nos dirigimos hacia Geiranger donde teníamos que coger el ferry hacia Hellesylt, pasando por la también sinuosa carretera del Águila, denominada así porque en su punto más alto y durante mucho tiempo, había sido dominio de las Águilas. Actualmente, desde ahí hay una magnífica panorámica del Geirangerfjord si no se va mal de tiempo (como en nuestro caso
El Geirangerfjord es considerado uno de los fiordos más bonitos de Noruega y aparece en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El trayecto en Ferry entre Geiranger y Hellesylt dura aproximadamente una hora y se considera increíble por la cantidad de cascadas que podemos divisar como “las siete hermanas” o incluso el famoso Púlpito o Preikestolen, del que hablaremos más extensamente en otra ocasión.
Tengo que decir que durante ese trayecto estábamos tan sumamente cansados que aparte de admirar el paisaje y dar de comer a las gaviotas que volaban cerca del ferry, poco más llegamos a hacer. Ni fuerzas para levantar la réflex teníamos y todavía nos esperaban unas cuantas horas de trayecto hasta llegar a nuestro destino para dormir, que en este caso era Songdal y al que llegamos pasadas las 22:30 de la noche.
Como conclusión, esta fue una de las etapas más duras del viaje, el trayecto por la Trollstigen fue más largo del que nos esperábamos debido a las condiciones meteorológicas del día. Así que todo el resto del trayecto se resintió y por desgracia no pudimos parar a ver el glaciar de Briksdal dentro del Parque Nacional de Jostedalsbreen. Si fuera ahora, hubiera dedicado otro día solo para hacer este trayecto.
Próxima parada el Tren de Flam, otra joyita noruega
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