CAPÍTULO 17
Hasta este capítulo hemos recorrido algunas de las ciudades y monumentos más bonitos y significativos de Rumanía. Cerrado el periplo, ahora toca, desde Bucarest, tomar el avión que nos llevará de regreso a casa. Pero debo deciros que cada uno de los lugares visitados estaba rodeado de una impresionante Naturaleza que lo envolvía todo, a través de unos Montes Cárpatos por los que condujimos por serpenteantes carreteras, y que hacían de hilo de Ariadna para ir viendo un paisaje cada vez más bonito que el anterior. Para que las fotos de Naturaleza no se diluyeran en las de monumentos he querido agruparlas en este post, y así tomar conciencia del panorama que hemos recorrido.En la frontera entre las regiones de Bucovina y Transilvania nos acercamos a la Garganta de Bicaz que es uno de los desfiladeros más espectaculares de Europa.
Algunos tramos de carretera se agachan a su paso por las rocas cortadas.
El río Bicaz hizo bien su trabajo durante millones de años.
El Lago Rojo (Lacul Roșu) surgió en el siglo XIX por el desprendimiento de una parte de la montaña que desvió las aguas del río Bicaz, dándose lugar a un lago. En ciertas zonas del lago puedes ver, asomando verticalmente, los troncos partidos de los árboles que recibieron el impacto. En ciertas épocas del año las aguas que arrastran minerales de hierro y arcillas le dan un tono rojo a sus aguas, de ahí su nombre.
Cuando vas atravesando los Cárpatos te confías en que muchos paisajes son de suaves colinas con franjas de colores hasta el horizonte.
Pero, en otras ocasiones escarpados picos, que apenas puedes ver emergiendo entre las nubes, te sobrecogen.
Entras en densos bosques de coníferas donde los osos rumanos campan a sus anchas.
Y en fin, las nubes vuelan bajo jugando entre los abetos al son de la música del viento.
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