Publicado el 8 jul, 2014 | 1 comentario
Una vez más nos hemos juntado unos cuantos de la oficina para hacer unos kilometrillos en bicicleta. Esta vez los valientes fuimos Jose Pablo (el cerebro de la ruta), Juanma, Fernando, Roberto y un servidor. A última hora nos falló Rafa, que no pudo apuntarse a la ruta y salió por su cuenta.
Comenzamos la ruta a las 9:00 en Tres Cantos, donde poco antes de salir tuve el primer contratiempo: un pinchazo en la bolsa de agua de la mochila. Flipante. Menos mal que Jose Pablo es un tío curtido en mil batallas y solucionó la fuga con un parche autoadhesivo. ¡Más flipante todavía!
Las primeras cuestas las pasamos sin problemas, disfrutando en el descenso que comienza en la depuradora de Soto de Viñuelas y sufriendo poco en las primeras subidas. Hasta que llegó el kilómetro 7,5 y una cuesta corta pero muy intensa hizo que tuviésemos que sacar lo mejor de nosotros mismos. Ya habíamos entrado en calor.
Unas cuantas cuestas más y llegamos sin problemas a San Agustín del Guadalix, en el kilómetro 12. Juanma aprovechó para comprar una botella de agua, ya que se había dejado el bidón en el coche. Hacer esta ruta dosificando el agua no mola…
Después de una pequeña pausa para tomar barritas (magdalenas en el caso de Fer, je je je) pasamos a la parte más bonita del recorrido: un caminito bastante divertido que no tenía mucho margen de error. La cosa se animó cuando llegaron las piedras y hubo que aplicarse a fondo con el manillar. El paisaje era una pasada. Poco después llegamos hasta el azud de El Mesto, donde cogimos fuerzas para el plato fuerte: LA subida.
Una subida de poco más de tres kilómetros fácilmente reconocible en el plano de Wikiloc. Muy técnica en su primera parte, con mucha piedra suelta, que nos obligó a echar pie a tierra a la mayoría. Sólo Juanma y Jose Pablo pudieron con ella.
Seguimos el curso hasta llegar a Pedrezuela. Allí, Juanma preguntó a un señor por una fuente y este se ofreció a rellenarle el bidón en su casa. Como éramos unos cuantos nos mandó a la fuente de la iglesia. Un poco más adelante tuvimos que preguntar a un grupo que estaba pasando la mañana tranquilamente en una plazuela. La cara que pusieron a ver a cinco tipos en bici preguntando por la iglesia fue un poema :-D. Una vez en la fuente, dimos lo mejor de nosotros mismos (mejor ver las fotos).
Al salir de Pedrezuela surgió un inconveniente que modificaría los planes establecidos. A Rober le empezaron a dar calambres en los cuadriceps y su continuidad en la ruta peligraba. Decidimos cruzar la presa del embalse de Pedrezuela y volver hacia San Agustín del Guadalix por la vía más corta.
Un camino asfaltado con pendientes continuas nos llevó hasta Montenebro, aunque lo dejamos a un lado y no llegamos a entrar. Las vistas eran muy buenas, pero pensar en el dolor que estaba aguantado Rober en la bici nos hacía continuar intentando parar lo menos posible. Hay que decir que se portó como un héroe, pues el dolor se reflejaba continuamente en su cara. No me pondría en su lugar.
Tras consultar el GPS en un par de ocasiones llegamos a San Agustín después de una bajada muy prolongada y muy bonita. Allí nos separamos en dos grupos: Juanma y Fernando volvían a Tres Cantos y Jose Pablo, Roberto y yo nos quedábamos a comer en el pueblo. La idea era que Fernando volviese después en coche a por Rober, aunque Leti salió al rescate y no fue necesario.
Retomamos la marcha Jose Pablo y yo, camino a Tres Cantos después de unos buenos bocadillos (y unos helados por eso de la glucosa en sangre
Una parada en la gasolinera de BP para reponer líquidos y listos para la siguiente aventura…
Os dejo el vídeo, que no tiene desperdicio. Para ver más fotos, en la página de Facebook.