Rutas de dos en dos por el parque de San Isidro

Por Aver Aves @AverAves

Afortunadamente, las sombras arbóreas del parque de San Isidro paliaron el calor en la ruta

Javier Rico

El pasado 18 de junio, con mucho calor, cierto, se consumó una ruta largamente deseada por Aver Aves y por la asociación de madres y padres del colegio público Miguel Servet de Carabanchel. Realmente fue una ruta doble, ya que, por primera vez, dividimos un grupo en dos: peques (hasta seis años) y menos peques (hasta quince años). De nuevo el mejor termómetro de esta nueva aventura fue la reacción de las familias, positiva y agradecida. Palomas, pájaros carpinteros, mirlos, vencejos, lavanderas y petirrojos del parque de San Isidro también se tiraron el rollo con sus apariciones estelares.

Comenzamos la ruta en la calle Fragata. Podríamos haber enfilado por la calle Alcaudón para acabar a las puertas del parque de San Isidro, cerca de la calle Garceta. Al final doblamos por la calle Alción para acabar en la del Gorrión. El caso era caminar entre calles con nombres de aves (de las que hay muchas en Carabanchel) para no perdernos pequeños parques y parterres, como los de las plazas de Roger de Lauria y Roger de Flor.

Pues con este ambiente callejero tan ornitológico comenzamos la ruta con las familias de la asociación de madres y padres de alumnos del colegio público Miguel Servet, con la cual ya habíamos hecho alguna intentona de ruta que no acababa de cuajar. Esta vez sí salió, y a las puertas del centro escolar gorriones, vencejos, palomas, tórtolas, urracas y cotorras despertaron ya el interés de grandes y peques.

Sobre el cole Miguel Servet los vencejos sirvieron para contar muchas curiosidades sobre ellos

Como ya hemos comentado en otra ocasión, es buen momento para disfrutar de las andanzas en familia de algunas especies. Eso nos ocurrió en el pequeño jardín de la plaza de Roger de Lauria, donde nada más llegar, el papá de un mirlo joven, este muy confiado, se le acercó y le pió algo así como: “cuidado hijo, que ahí viene un grupo numeroso de personas y no sabemos cuáles son sus intenciones”. “Buenas, papá mirlo, eran buenas las intenciones”, y los más peques observaron atentos las diferencias entre el tono negro y el pico amarillo del progenitor y el marrón jaspeado de puntos negros de su vástago.

Con paso previo por el parque del Farolillo y un solar con palmera y adelfa exuberantes, que algunas vecinas y vecinos quieren recuperar como placita para convivir y ver crecer plantas, llegamos a las puertas del parque de San Isidro. Y aquí nos dividimos en dos grupos. Los más peques fueron en busca de unas aves muy particulares que esperaban para ser mimadas y cuidadas por ellos y ellas. Los menos peques se quedaron para, entre otras cosas, comprobar cómo lavanderas, golondrinas y aviones abrevaban sin descanso en un día de mucho calor, cierto.

Palmera y adelfa en la conocida como “Esta es una Placita” del barrio de San Isidro

Cuánto lamentamos que Kalin, uno de los niños del grupo de mayores, nos dejara anticipadamente por problemas de salud de su abuela. Con el interés que mostraba. Pero bueno, el resto no le iba a la zaga en atención y capacidad para sorprenderse, y recibían constantemente sus premios, sea con abubillas, picos picapinos o pitos reales.

En la recta final nos encontramos con el grupo de los más peques, que habían construido un nido para unas aves muy especiales que cuidaron durante todo el recorrido. Entre las estridentes cotorras, pero también entre los más melódicos verderones, petirrojos, carboneros y mirlos acompañamos el final de la ruta con la historia de nuestra mascota, Cigu.

Sí, la calle del Gorrión vio cómo comenzábamos y acabábamos la ruta con el AMPA del Miguel Servet

Hacía mucho calor, cierto, pero una de las grandes ventajas que tiene el parque de San Isidro son los añosos ejemplares de falsos plátanos, cedros y pinos, que aportan una sombra muy refrescante. Por otro lado, durante el recorrido siempre buscamos esos pequeños espacios verdes de la ciudad que a veces pasan tan desapercibidos, pero que siempre nos devuelven tanta vida y oxígeno.

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