Hace algunos años nuestra congregación repartió un folleto a los vecinos. El folleto hablaba de una mujer que se había mudado a la ciudad. Ella no estaba segura si creía en Dios. Pero sabía que necesitaba de algunos amigos y pensó que la iglesia podía ser un buen lugar para encontrarlos. Hoy, nueve años después, ella da testimonio a las personas, de su fe cristiana.
Gracias a la bondad de Ruth y Booz, Noemí termina su historia con una nueva familia y con un nieto que integra la genealogía del mayor Rey del pueblo de Dios. (Ruth 4:13-22)
Padre, danos coraje para contar nuestras historias comunes de la gracia. Ayúdanos a confiar que Tú estás trabajando en nuestras vidas, hasta cuando no comprendemos. En el Nombre de Jesús. Amén.