Por lo demás, lo de siempre. Polémicas varias entre polacas cachondas y rusas que pagaban los platos rotos de la que están liando en su país de origen, un José María Iñigo que cargó el certamen de comentarios absurdos y aburridos y una Carolina Casado que nos convertía en el hazmerreír europeo (y de paso, en TT) gracias a sus “Oit points” recién sacados de la Academia de Inglés de Ana Botella. De momento, sólo una cosa está clara:
Hoy, todos somos Conchita Por Sergio Mata