Qué tipo más curioso el bueno de Ryan Adams, al parecer pasaba una etapa rara en Los Ángeles el año pasado y decidió aprenderse las canciones del 1989 de Taylor Swift, ese disco que supuso el salto al estrellato definitivo de la artista estadounidense. Ni corto ni perezoso comenzó a grabarlas en un casette, pero la máquina se comió la cinta, cosa que solucionó grabando las versiones con banda de tres en tres hasta que en semana y media se cepilló el disco. Es evidente, que tenía ya en su cabeza muy clarito como quería que sonara el álbum, y así lo llevó a cabo.
A mi me suena a gozada el álbum la verdad, aunque acostumbrado a sus composiciones tanto acústicas como rockeras, aquí hay una vertiente intermedia entre ambas con el toque de las canciones que tienen otro estilo, pero que se emparentan sin problemas con los palos que él toca, hay un claro nexo de unión.
Lo que más me gusta de este tipo es que hace lo que quiere, cuando quiere y de la manera que le viene en gana, si te gusta bien y si no... a coger amapolas al campo (que decía el gran Guti). Pues a mi me gusta, y mucho.
El tema que abre el disco se llama Welcome to New York, simplemente delicioso.
Os dejo con la interpretación en el programa de Jimmy Kimmel.