Saba, según reconoce su presidente, Salvador Alemany, “tiene vocación de ser una compañía cotizada”. El reto es conseguir doblar la dimensión del negocio para poder tener el tamaño necesario, cuando se salga a Bolsa, de poner estar, en poco tiempo, en el índice selectivo de la Bolsa española.“En esta década seremos parte del Ibex 35”, afirma Alemany. Para ello la compañía debe superar los 800 millones de capitalización. El consejero delegado, Josep Martínez Vila, tiene en sus manos actualmente una compañía con unos fondos propios de 566 millones de euros y un pasivo total de 1.400 millones. El negocio de aparcamientos supone el 78% del total de ingresos y del Ebitda concentrando casi el 60% en España y el resto en cinco países.
Para alcanzar el tamaño imprescindible para ser un miembro del Ibex 35, los actúales gestores contemplan la opción del crecimiento mediante operaciones inorgánicas de una manera muy clara tanto en el exterior como en España.
Saba nace con un espíritu de transparencia, propio de las cotizadas, y con una política de retribución al accionista, vía dividendos, similar a las empresas de concesiones.
Cambios en el capital Mientras tanto se están produciendo movimientos en el capital de la compañía que se conformó con Criteria CaixaHolding (61,28%), Torreal (25%), ProA Capital (12,5%) y cerca de 3.500 accionistas de Abertis que en su conjunto disponen de un 1,22% y que decidieron en el momento de la segregación apostar por el futuro de la nueva compañía.
Esta proporción cambió la psada semana ya que el fondo estadounidense KKR ha entrado en el accionariado de Saba Infraestructuras, con un 12,5%, participación que ha sido vendida por los tres socios principales. Hay que recordar que los tres tienen un pacto de accionistas para actuar conjuntamente. La nueva estructura de capital queda de la manera siguiente: Criteria CaixaHolding (55,8%), como accionista de referencia, Torreal (20%), KKR (12,5%) y ProA Capital (10,5%), además de 3.500 accionistas minoritarios (1,2%).