El saldo final es de ocho destructores y un submarino perdidos por los alemanes, con 128 muertos y 67 heridos. Los ingleses solo sufren daños menores en tres destructores y pierden a 28 hombres y otros 55 quedan heridos. Pero más que el número de barcos hundidos, lo realmente importante de esta batalla y de la anterior del pasado día 11 es que Narvik y los 2.000 soldados alemanes del general Dietl ha quedado aislada. La Kriegsmarine ha sufrido a lo largo de Weserübung y de los días inmediatamente posteriores bajas mucho mayores de lo esperado, lo que supone un duro golpe a la moral de la armada pese a que la operación terrestre ha sido un auténtico éxito. A partir de ahora, los buques alemanes no participarán en la Campaña Noruega, lo que abre las puertas a la esperada y previsible contraofensiva aliada.
NORUEGA: Prosiguen los avances alemanes desde Oslo en dirección a Trondheim, aunque los combates son de mucha menor intensidad a los de ayer. En el noroeste toman Eidwoll y en el oeste Dramman, sin que en ningún punto se encuentren los germanos con resistencia a gran escala, únicamente escaramuzas. Elverum, la ciudad en la que se ha instalado el rey Haakon VII y su gobierno sufre un importante ataque aéreo alemán durante casi tres horas durante la mañana. También la localidad de Frederickstad, al norte de Oslo y donde tropas noruegas de la 1ª División se están tratando de reorganizar, es bombardeada por la Luftwaffe; a última hora del día los alemanes llegan a dicha localidad. Desde el aire, la RAF vuelve a bombardear el aeródromo de Stavanger, en poder alemán, y lanza minas sobre las aguas noruegas y danesas. Precisamente cerca de Stavanger, el submarino U-34 hunde al viejo minador noruego Froya (595 tn.), que defendía la fortaleza de Agdenes. El ataque tiene lugar a las 18:54 y los 78 tripulantes noruegos salen indemnes.
FRENTE OCCIDENTAL: Fracasa un intento alemán por ocupar, al este de Mulhouse, una isla sobre el Rin defendida por los franceses.