Esta noche de sábado es apenas noche
los pájaros despiertan a los árboles antes de tiempo
los astrólogos no saben a qué atenerse
los niños se desvelan sin miedo alguno
esta noche apenas consigue disimular
esta noche ya no puede más ya confiesa al mundo
que no es noche ni día sino tan sólo
una sombra que contiene la respiración
y el borde pudoroso de la túnica
del Día más infinito de todos los días.
(José M. Ibáñez Langlois, Libro de la Pasión, VIII, 18)