Aunque alguien lo pueda considerar un ejemplo pueril, en realidad la mayoría de los ejemplos lo son, pensemos en el partido del pasado miércoles. Si Morata no hubiera colado su golito como todo buen ex que se precie, este Real Madrid arrítmico y atropellado no pensaría que tiene serios problemas, que necesita pasar por la planta de reciclado para volver a brillar en el futuro. Estaría convencido de que sigue la dirección correcta y empleando la fuerza necesaria. Y no. O apliquemos la fórmula a la clase política, qué poquitos los ejemplos para ilustrar una derrota que ha sido la semilla de una victoria en el futuro. Ruedan cabezas o justificaciones extraídas de la ciencia-ficción, antes que saber perder. Y es que saber perder es encender la luz, limpiar con Cristasol y bayeta la superficie del espejo y contemplarnos desnudos en él. Y examinarnos con mirada científica, y hasta forense, con el único propósito de descubrirnos en toda nuestra realidad, sin obviar nuestras miserias y carencias, que siempre serán superiores a nuestras virtudes. Saber perder es vivir conforme a nuestras posibilidades. Y eso es ganar.El Día de Córdoba
Aunque alguien lo pueda considerar un ejemplo pueril, en realidad la mayoría de los ejemplos lo son, pensemos en el partido del pasado miércoles. Si Morata no hubiera colado su golito como todo buen ex que se precie, este Real Madrid arrítmico y atropellado no pensaría que tiene serios problemas, que necesita pasar por la planta de reciclado para volver a brillar en el futuro. Estaría convencido de que sigue la dirección correcta y empleando la fuerza necesaria. Y no. O apliquemos la fórmula a la clase política, qué poquitos los ejemplos para ilustrar una derrota que ha sido la semilla de una victoria en el futuro. Ruedan cabezas o justificaciones extraídas de la ciencia-ficción, antes que saber perder. Y es que saber perder es encender la luz, limpiar con Cristasol y bayeta la superficie del espejo y contemplarnos desnudos en él. Y examinarnos con mirada científica, y hasta forense, con el único propósito de descubrirnos en toda nuestra realidad, sin obviar nuestras miserias y carencias, que siempre serán superiores a nuestras virtudes. Saber perder es vivir conforme a nuestras posibilidades. Y eso es ganar.El Día de Córdoba