¿Sabes..? Creo que nos necesitamos. Somos inseparables. Sé que pronto te irás con otros, o con otras, pero ahora eres mío, o mía, da igual. Por unos segundos, o algo más, si hay suerte, estarás unido, o unida, a mí, y ya será para siempre, como un trocito de eternidad. Algo de mí se colará por tu mente escondiéndose como los gusanos hasta morirse en soledad, sin que te des cuenta, sin que eso te importe. No creo, pero siempre hay una posibilidad de que ese gusano inútil, dispensable, aleatorio, preñado de ideas y formas caprichosas, por no decir estúpidas, reviente entre capilares y tejidos nerviosos para derramar miles de larvas por todos los lados, produciéndote un cosquilleo de vez en cuando. Entonces, te darás cuenta que estoy dentro de ti. Sujeto, alerta ante cualquier temporal, agarrado con uñas y dientes para no perderte. Lo sé. Yo mismo estoy plagado de esos bichos tan incómodos y no paro de rascarme. Nunca aprendo, ya me lo habían advertido pero no lo puedo evitar. Es como prohibirte que abras un regalo. Sí, ya lo creo, nos necesitamos. Necesito tu sangre y tú la mía. Somos víctimas y verdugos de esta cadena alimenticia de los caladeros de las noches, respirando entre ceniceros humeantes, soñando despiertos en las madrugadas.
¿Sabes…? Te estoy hablando a ti, lector, o lectora.
Texto: Marcos Alonso
Narración: La Voz Silenciosa