En situaciones comprometidas y de cambio, es bueno preguntarse uno mismo en qué posición está mi taza. Si está boca arriba o boca abajo. Es decir, si se puede derramar algo dentro y ser retenido, o por el contrario está boca abajo con lo que nada de las nuevas ideas es percibido. También puede ser que la taza esté llena de conceptos e ideas con un pobre funcionamiento o ya obsoletas. Cuando esto ocurre, sólo es posible vaciar la taza mediante una nueva actitud voluntaria y consciente de cambio, a menos que una fuerte impresión te golpee y te lleve a tomar conciencia de la necesidad de ese cambio.
El mundo se nos ha hecho complejo, sin apenas darnos cuenta. Ya no es como aparentaba ser. No nos damos cuenta que lo que somos depende de lo que el mundo representa para nosotros. Ya no nos vale el pragmatismo, acabó con la entrada de nuevas culturas, nuevas tecnologías, nuevos intereses, nuevas ilusiones y nuevas ideas. Saber aceptar nuevas ideas es necesario para el cambio personal. Sólo puedo pensar de una manera nueva mediante nuevas ideas, y debo pensar por mí mismo desde esas nuevas ideas para cambiar.
El juego es que si pienso de una manera nueva, puedo ver lo que me rodea de una nueva manera. Si cambio, mi manera de entender el mundo cambiará. Por lo que cabe esperar que, si mi manera de ver las cosas cambia, cambiaré. Dicho de otro modo, a menos que cambie, mi mundo no cambiará. Por lo que una nueva visión del mundo me permitirá un nuevo sentimiento de mi mismo. Puesto que el mundo es como lo siento y mi sentimiento del mundo soy yo.
Disculpa a estas alturas, seguro has entendido que cuando mencionaba la taza, estaba hablando de la mente. ¿No?
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