by pixabay
Este es un tema complicado de abordar y complicado de resolver, pero es un tema muy recurrente que yo misma he vivido en casa, por tanto sé perfectamente lo que se siente cuando tu hijo te pega y no consigues que la cosa vaya a mejor de ninguna manera.
Al final te explico un ejercicio muy útil que te ayudará a resolver estas situaciones. Lee el post con calma.
Cuando un niño te pega una vez y le regañas, o le castigas, o la forma que utilices para su educación y vuelve a ocurrir, significa que algo estás haciendo mal. Cuando un comportamiento se repite una y otra vez, acaba convirtiéndose en un hábito que después es mucho más complicado modificar. Cuando detectemos un problema es importante que lo solucionemos a la mayor brevedad para que no se convierta en un hábito.
Es importante que analices muy bien la situación y seas consciente de por qué tu hijo te pega. Cuál es el motivo por el que lo hace. Me refiero a por qué lo necesita, no a que si te ha pegado porque no le has dejado hacer algo o porque no le has comprado un juguete. Tienes que buscar cuál es la necesidad que tiene tu hijo para que de manera habitual te pegue. Si encuentras su necesidad más básica, lo que realmente le motiva a hacerlo, simplemente con cubrir esa necesidad tendrás la solución.
¿Qué necesita tu hijo?
Un ejemplo de necesidad puede ser la toma de control. Los niños y los adultos tenemos muchas necesidades y una de ellas es la toma de control. Hay personas que no tienen inconveniente en dejarse llevar por otras, se sienten cómodas y les gusta, pero hay otras que necesitan llevar el control no sólo de si mismos, sino de parte de lo que les rodea. Si no tienen ese control entran en un círculo de frustración que para un adulto puede ser un enfado que controla y que entiende que no puede dirigir la vida de los demás, pero que en un niño es más complicado. Un niño que necesita controlar y no puede hacerlo en todo porque lógicamente ni es posible ni sano, le lleva a descontrolarse en sus emociones entrando en un estado de ira que expresa de forma violenta. La solución en este caso es fácil, darle el control sobre ciertas situaciones. Tenemos la tendencia a pensar que como son niños no pueden hacer ciertas cosas, pero hay niños que necesitan hacer esas cosas. Da igual la edad que tengan. Además pueden hacer muchas más cosas de las que creemos que pueden hacer.
¿Qué pasaría si le dejas elegir?
Cualquier comportamiento tiene una necesidad de fondo y en los niños lo más habitual es expresarla de manera violenta, ya sea tirándose al suelo en mitad de la calle, encerrándose en alguna habitación, escapándose o la que más suele afectarnos, pegarnos. Observa mucho a tu hijo y busca esa necesidad. No es fácil, entre otras cosas porque seguramente ni tu propio hijo sepa cual es exactamente su necesidad, pero la tiene y entre los dos podéis averiguarlo.
Mientras lo hacéis y siga ocurriendo es muy importante que mantengas firme tu límite de no pegar. Hace tiempo hable de los límites y os contaba que muchas veces tienen demasiados límites lo que hace que se cansen de todo y pasen de ellos, por lo que os decía que a veces hay que ampliarlos, pero pegar es uno de los límites que no se puede ampliar. No se pega, de ninguna manera se pega. Al igual que nosotros no pegamos a nuestros hijos ellos no nos pegan a nosotros. No hay opción en esto, no se pega y tiene que quedarles muy claro.
Cuando ocurra, 3 cosas:
Protegerte y no dejar que te alcance con sus golpes. Si su ira es muy fuerte y está muy descontrolado colócate por detrás y sujétale, sin hacerle daño. Cuando se le pase, muy importante que le expliques que le sujetas para defenderte, porque cuando te pega te duele, que sepa que duele, que no le estás castigando, ni quieres hacerle daño al sujetarle. Es posible que al sentirse sujeto haga fuerza y él mismo se haga daño, haz todo lo posible para que no se haga daño pero no dejes que llegue a darte en ningún momento. Sujetarle para mi es la manera más extrema, si no te pega de una forma intensa y solo es que te haya dado levemente con la mano o algo así, no le sujetes. Solo hazlo como defensa para ti. A veces la ira y la frustración que sienten es tan intensa, que tienes que defenderte pero para ellos también es muy intenso que los sujetes. Si lo puedes evitar solo retirándote o alejándote un poco y diciéndole que estás esperando a que se le pase, mucho mejor.
Decirle claramente cuando me pegas me duele. Repetirlo las veces que hagan falta incluso cuando no esté sucediendo. No es cuestión de darle la tabarra todo el día con lo mismo, pero puedes hacerlo mediante cuentos o situaciones similares que aunque te parezca que no lo van a relacionar lo hacen, pero no lo van a tomar como la charla que me da mi madre. Ya digo independientemente que el niño tenga 2 años o 10. No va a ser el mismo tipo de cuento, ni la misma charla, pero sí el mismo mensaje, pegar duele, pegar hace daño, pegar está mal. Su cerebro termina de formarse aproximadamente a los 20 años por lo tanto hay que ser muy claros con este mensaje.
Pegar está mal, no es un juego y lo vamos a solucionar. Importante que sepan que lo vamos a solucionar y además que no es un juego. Por tanto, no jugar a pegar. Es muy común que entre hermanos jueguen a pegarse o incluso entre hijos y padres. No se juega a pegar porque pegar duele. Si no lo que hacemos es confundirles, su pregunta sería ¿por qué si jugamos no te duele mamá?. Evitar decirles "no pegar", cambiarlo por pegar duele y está mal, evitemos todo lo posible la palabra no.
Evitar el "no"
Hay que hacerles sentir seguros y si comprendemos que tipo de necesidad es la que tienen, que como padres y observándoles lo vamos a saber, la solución la tendremos en nuestra mano. A veces tardamos un poquito porque nosotros mismos estamos cegados con que “este niño qué mal se porta” y no vemos más, pero cuando nos damos cuenta de que podemos ver más allá de lo mal que se porta y lo que hay detrás, vemos rápidamente la solución. Todo comportamiento tiene de base una necesidad, busca esa necesidad en tu hijo.
Como os decía antes voy a proponeros un ejercicio muy útil que funciona la mayoría de las veces y si no lo hace siempre de forma inmediata, sí que hay un proceso por parte del niño que le activa y le hace darse cuenta y ser más consciente de la situación, hasta que encontremos cuál es la necesidad que tiene para dejar de pegar.
"La palabra llave"
Este ejercicio se llama palabra llave.
En un momento en el que el niño esté relajado y esté dispuesto a escuchar, hacerle la propuesta.
Explicarle que como hay ocasiones en las que perdemos los nervios y a veces nos pega y nosotros nos enfadamos mucho qué le parece (preguntarle para que se sienta partícipe), que escojamos una palabra, su favorita (que sea él quien la elija), y cuando ocurra esta situación cualquier miembro de la familia diga esa palabra. Que no sienta que sólo va a ser una palabra que nosotros usemos para pararle a él. Explicarle que esta va a ser una palabra que va a abrir una puerta (palabra llave), que vamos a usar para sacar al enfado por esa puerta. Cuando cualquier miembro de la familia tenga un comportamiento no adecuado ya sea papá, mamá o el niño, uno de los miembros tiene que decir la palabra llave para que todos reaccionemos y abramos esa puerta. Cuando se diga esa palabra, tendremos que parar lo que estemos haciendo, calmarnos de la forma que necesitemos, ya sea tumbándonos en el suelo, o quedándonos en otra habitación, (acordar durante la propuesta qué es lo que haréis cuando algún miembro de la familia diga esa palabra) y acabar con ese enfado, dejarle al otro lado de la puerta.
Para un adulto el tema de abrir una puerta imaginaria y sacar un enfado nos puede sonar un pelín raro, pero estamos hablando de un niño, para el que va a suponer una liberación saber que puede hacer algo más a parte de pegar y que va a ser algo que va a poder usar para cuando nosotros nos enfademos y gritemos. Ya os digo yo que a un adulto imaginarse la puerta y abrir con una llave imaginaria para sacar un enfado nos resulta muy raro, pero cuando tu hijo te dice esa palabra llave porque le estás gritando, te paras en seco, te quedas helado, no te hace falta ni puerta ni nada. Este ejercicio es muy útil para todos.
Soluciona muchos de los conflictos en casa, peleas entre hermanos o desacuerdos familiares.
Para que sea eficaz debe se una propuesta, no una obligación, debe ser partícipe del ejercicio. Tú como padre debes asumir que él va a usar esa palabra para pararte a ti también.
Con este ejercicio poco a poco irá cambiando su hábito de pegar, no va a ser algo inmediato pero sí le va a ir haciendo frenar. Mientras irás averiguando qué es lo que necesita realmente.
Sé que me he extendido mucho y he pensado dividir en dos esta entrada pero no me apetecía dejaros a la mitad así que leerlo detenidamente y preguntarme lo que necesitéis por mail o en los comentarios.
Si te interesa una educación basada en el respeto sin castigos pincha sobre la imagen y tendrás la información y lo que ha supuesto para mí el curso "Atrévete a educar sin castigos"
Aprovecha la promoción de lanzamiento quedan pocos días para que finalice.
Si quieres recibir mi Newsletter puedes suscribirte pinchando aquí o sobre la imagen. Revisa tu bandeja de spam si no lo recibes y añade mi dirección a tu libreta de direcciones para recibirlo correctamente.