ESCRITORAS EN LA SOMBRA
No hace mucho tiempo, escribir se consideraba cosa de hombres. Las pocas mujeres que tenían esa ambición se tildaban de osadas, poco femeninas y ambiciosas (¡Ah! La ambición, ese rasgo tan poco deseable en la delicada dama de antaño...) En aquel tiempo, una mujer no debía hacerse notar ni destacar en nada, más allá de las típicas tareas femeninas de la época (coser, organizar su hogar, lucir palmito... etc)No obstante, ahora sabemos que hubo, a lo largo de la historia, muchas mujeres que sí tuvieron ambición. Mujeres que quisieron escribir, pero que tuvieron que esconder su condición femenina tras un pseudónimo masculino para poder hacerse un nombre en la literatura. Incluso desde las antiguas Grecia y Roma.
Uno de los casos más llamativos, es el del célebre Homero(s.VIII a.C.), autor de La Ilíada y La Odisea. Existen muchas teorías y estudios que aseguran que Homero fue en realidad una mujer, aunque es difícil asegurarlo.Las razones a favor se basan sobre todo en la forma en que están escritas las obras, el vocabulario usado y un profundo conocimiento de ciertas cuestiones femeninas por las que los hombres de la antigua Grecia no solían interesarse y de las que se habla con detalle a lo largo de dichas obras.
Muy posteriores a nuestras dos primeras heroínas son las siguientes mujeres talentosas que publicaron sus obras bajo un nombre que no era el suyo. Un nombre de varón.
Una de ellas fue la francesa Aurore Lucile Dupin, baronesa Dudevant (1804-1876) que bajo el seudónimo de George Sand escribió decenas de obras de gran éxito.Otro caso importante fue el de George Elliot, seudónimo usado por la británica Mary Anne Evans (1819-1880) cuyasnovelas, de gran estilo realista, reflejaban con pesimismo la vida provinciana británica.Aunque estos tres ejemplos pueden ilustrar la idea de que, aunque fuese bajo falsa identidad, las mujeres podían prosperar en el mundo de la literatura, por desgracia también tenemos casos de otras damas que se negaron a esconder su género y que, debido a eso, no fueron valoradas como se merecían.
Es el caso de Emilia Pardo Bazán (1851-1921), una de las señoras más ilustradas de la época que abogó por la educación de la mujer. A pesar de pertenecer a una noble familia (que, hay que decirlo, eso ayudaba bastante) Bazán tuvo que sufrir la burla y el menosprecio de escritores y académicos por tener aspiraciones de ese tipo.Tanto ella como otras ilustres escritoras de la época, fueron cruelmente desprestigiadas por la Real Academia de la Lengua (caso de la cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda y la española María Moliner)¿Qué os ha parecido la historia de estas mujeres? ¿Se os ocurre algún otro caso interesante? ¡Pues comentad! ;)
¡¡Nos Leemos!!