"Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes, para que puedan conocerlo verdaderamente. Pido que Dios les ilumine la mente, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da al pueblo santo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, poniéndolo por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que existe, tanto en este tiempo como en el venidero. Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de todo. Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, de quien ella recibe su plenitud, ya que Cristo es quien lleva todas las cosas a su plenitud" Efesios 1:17-23 (el subrayado es mío).
¡Gloriosa Palabra! lo sabemos, que su poder es grande en nosotros, y sabemos que Dios sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo y Cristo es la cabeza de la iglesia, y ésta recibe toda su plenitud; pero, que tremendo no ha habido sabiduría y revelación a nuestro entendimiento, nuestros ojos espirituales están dormidos ante tan grande verdad; Cristo está en nosotros y Dios lo puso por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío; y todo está bajo sus pies.
La oración del apóstol Pablo por los de Efeso, hoy debe ser levantada por cada cristiano pidiendo por ese don espiritual de la sabiduría y de la revelación a través de su Santa Palabra para conocer verdaderamente a Dios, hay que ser hacedores de su Palabra, y esto es maravilloso hacerlo, pues estamos en obediencia; pero vamos más allá, al conocimiento profundo de la revelación por el Santo Espíritu; nuestra obediencia ya no se hace porque debo, sino que se hace por la convicción que produce la revelación, trayendo el rema a nuestro corazón; y ésto es maravilloso porque nada ni nadie nos podra quitar de nuestro corazón esa Palabra de revelación puesta por el Espíritu Santo, quien es el autor de la Palabra de Dios y sólo a través de Él podemos conocer al Dios vivo, tal como quiere que le conozcamos y hablemos de Él como quiere que se hable.
Una vida de intimidad con nuestro Eterno Dios y la meditación de su Palabra nos conduce cada día a ese don de la sabiduría y de revelación en conocerle, para que nuestra mente sea iluminada, y así entender cuan grande es el poder de Dios, el cual actúa en nosotros.
Dios les bendice