El Mediterráneo baña sus sesenta kilómetros de costa y sus brisas protegen un microclima único en la península ibérica que permite el cultivo de plantas frutales impropias de estas latitudes.
La Costa Tropical lleva un apellido que hace honor a la variedad de frutas que germinan en estas tierras.
Entre La Herradura, Almuñécar, Salobreña y Motril abundan los cultivos de aguacates, mangos, chirimoyas y papayas.
Además extensas haciendas de cañas de azúcar y remolacha que desde mediados del siglo XIX propiciaron la puesta en marcha de una pujante industria azucarera.