Rodeada de infinitos campos de cereal, elabora cada madrugada uno de los panes más deliciosos de cuantos se cuecen en los hornos andaluces.
Muchos han estudiado su fórmula y su forma de elaboración; pero no han dado con la clave.
Creen que es el agua de la localidad la que hace que el sabor del pan de Alcalá de los Panaderos -como antiguamente se la llamaba- reciba tanta fama de quien lo prueba.
El pan de esta ciudad sevillana es ideal para tostadas untadas con un perfumado y sabroso aceite de oliva virgen extra.